Matrimonio infantil: un lastre que impide la equidad de género en Latinoamérica

"En América Latina y el Caribe, 60 millones de niñas se casan antes de cumplir los 18 años. Más del 60% de estas niñas pertenece al grupo poblacional de menores recursos y, por lo tanto, están más expuestas a sufrir violencia basada en género, a tener menos ingresos y niveles de educación", señaló el UNFPA en un comunicado.

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Los riesgos son más altos entre los hogares más pobres, que viven en áreas rurales, y entre grupos indígenas y afrodescendientes.

En países de la región, como República Dominicana (36%), Nicaragua (35%), Honduras (34%) y Guatemala (30%), se presentan tasas más altas que en el África Subsahariana. Mientras, Brasil y México ocupan el cuarto y el octavo lugar en las cifras mundiales del tema.

Este tipo de uniones, que muchas veces se celebran con el consentimiento de las familias, terminan vulnerando el futuro de estas niñas. Por ejemplo, de acuerdo con el informe, en 57 países, solo el 55% de las mujeres entre 15 y 49 años casadas o en unión libre tiene el poder de tomar sus propias decisiones respecto a las relaciones sexuales y el uso de anticonceptivos y servicios de salud reproductiva (UNFPA, 2020).

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"Parece mentira que en el siglo XXI aún tengamos que abogar para que las niñas tengan el mismo valor que los niños. En muchas sociedades y en muchos aspectos en todas las sociedades a las niñas se les trata como productos con los que se puede comerciar, objetos que se pueden controlar y no se les van a dar los mismos derechos que a los niños", resaltó el director del UNFPA para América Latina y el Caribe, Harold Robinson, durante una conferencia de prensa.

En el informe sobre el Estado de la Población 2020, el fondo señala que existe al menos 19 prácticas endémicas que van en contra del desarrollo de niñas y adolescentes.

El idocumento presentado este martes se centra en tres prácticas que son especialmente perjudiciales para las niñas: el matrimonio infantil, la mutilación genital y la preferencia por los hijos varones. "Si bien puede haber grandes diferencias entre ellas, todas son violaciones de los derechos de las niñas y las mujeres", indica el informe.

Estas tres prácticas se han denunciado desde hace mucho tiempo en los acuerdos internacionales en materia de derechos humanos y en las constituciones y legislaciones de los países, sin embargo, las leyes no bastarán para generar un cambio cultural.

"Los contextos importan, son prácticas que están arraigadas a nuestras culturas y nuestras comunidades. Tenemos que trabajar en medidas constitucionales. Si no avanzamos en materia de igualdad de género y de empoderamiento de las niñas, no vamos a acabar con esas prácticas", dijo Neus Bernabueu, asesora regional de género y juventud para América Latina y el Caribe.

Para la especialista, no bastará no solamente con la redacción y aprobación de leyes que penen el matrimonio infantil o la mutilación genital, sino que estas deben contar con presupuesto ser implementadas.

De acuerdo con el informe, en el mundo, se deberán invertir más de 3,400 milones de dólares en políticas para erradicar estas prácticas, es decir, 35,000 millones de dólares entre 2020 y 2030.

"Una ley por sí sola nunca va a poder cambiar la situación. Es un elemento más de esa receta de elementos. Con el tema de igualdad de género es importante tener espacios, mecanismos dentro de los estados que promuevan la igualdad de género. Eso es relevante porque son los que nos recuerdan permanentemente que este tema importante", explicó Bernabeu.

Sin embargo, en un contexto de pandemia y crisis económica, como el que vive el mundo actualmente, es muy probable que este tipo de prácticas, impulsadas por la desigualdad y la exclusión, aumenten a un mayor ritmo, señaló la UNFPA.

"Cuando la pobreza y la violencia aumentan en crisis como las que estamos viviendo como el COVID-19, en países donde hay recortes al gasto público, planes de austeridad y dónde las ofensivas por frenar la igualdad de género, los derechos sexuales y reproductivos, son intensas. Es por eso que podemos observar con preocupación todo lo que pasa en este sustento", dijo Bernabeu.

El mayor riesgo de este tipo de prácticas es que se reproduzcan de manera intergeneracional, algo que en el informe se llama "el efecto dominó del sufrimiento".

"El matrimonio infantil está vinculado estrechamente a una tasa de fecundidad más elevada y la perpetuación de la pobreza de generación en generación. Dificulta que se logre contar con mano de obra cualificada y productiva, algo que tiene un efecto directo en la solidez de la economía", destacó el informe.

Actualmente, hay más niñas y adolescentes que en cualquier otro momento de la historia, lo que que representa un bono demográfico que puede ser desperdiciado si no se erradican las prácticas discriminatorias contra las mujeres.

"Si nosotros no generamos condiciones para estas niñas, no pueden desarrollarse oportunamente. Si no pueden acabar la escuela ese bono demográfico lo vamos a perder. Estamos hablando una vulneración de derechos que puede marcas las oportunidades de crecimiento y desarrollo de un país", concluyó Bernabeu.