A continuación revisamos los problemas que enfrentaba Líbano antes de la explosión del martes.
Una crisis económica sin precedentes
Una crisis económica sin precedentes que ha provocado que la moneda local, la libra libanesa, haya perdido su valor en más del 80% este año y un dolar que se paga seis veces más en el mercado negro que en el seco mercado oficial.
Un escenario que pasa por los ojos y la inacción del Banco Central libanés y el gobierno, mientras que el Banco Mundial estima en que el 50% de la población del país ya se encuentra bajo el umbral de la pobreza, después de que los precios de los productos básicos de la cesta de la compra se hayan duplicado.
Solo la inflación de los alimentos se disparó 109% entre septiembre de 2019 y mayo de 2020, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
En los últimos meses los libaneses de clase media, profesoras, funcionarios o enfermeras han sufrido las consecuencias de la pérdida del valor de la moneda y de la inflación en un contexto de despidos masivos y recortes salariales.
Según un sondeo del PMA publicado en junio, dos hogares de cada tres en Líbano vieron caer sus ingresos y un 42% de la personas consultadas se endeudaron para comprar comida o pagar un alquiler.
En esta situación, cada vez más libaneses afectados por el hundimiento económico acudían a organizaciones humanitarias, que atienden principalmente a los dos millones de refugiados sirios o palestinos que viven en el país.
"Es un terremoto. Hace 47 años que trabajo en Líbano en la ayuda humanitaria y nunca había visto algo igual", dice el doctor Kamel Mohanna, presidente fundador de Amel Association International.