Las autoridades sanitarias advirtieron de que habría un nuevo confinamiento si se superaban los 2,000 positivos diarios. Se superaron durante semanas, y señalaron entonces que esperarían a ver si bajaban.
Hoy, tras superarse la semana pasada los 4,000 contagios en 24 horas, con los hospitales encaminados a la saturación y la cifra de casos graves en alza, el confinamiento finalmente se convirtió en realidad.
A partir de agosto, con la reapertura de colegios y la masiva celebración de bodas y otros festejos, la tasa de infección en Israel ha vuelto a subir con 156,823 casos de COVID-19, incluyendo 1,126 muertes, para una población de nueve millones de habitantes.
El domingo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció un reconfinamiento nacional a partir del viernes para la fiesta de Rosh Hashaná (Año Nuevo judío), que continuará durante Yom Kipur y terminará en el último día de Sucot, alrededor del 10 de octubre próximo.
Durante este período, los israelíes no podrán desplazarse más de 500 metros de su domicilio -con la excepción de actividades deportivas individuales- y las escuelas, hoteles y centros comerciales permanecerán cerrados.
Además, regirá un límite de hasta diez personas en reuniones en espacios cerrados y de 20 al aire libre.
Los supermercados y farmacias podrán seguir funcionando pero el resto de comercios únicamente podrá realizar envíos a domicilio.