En su plan de rescate, prevé 20,000 millones de dólares para acelerar el ritmo de vacunación, en conjunto con los gobiernos locales, y 50,000 millones de dólares para aumentar el número de tests.
Un total de 30,000 millones de dólares permitirá aumentar el volumen de equipos contra el COVID (guantes, mascarillas) y 10,000 millones deben ser invertidos para ayudar a las industrias estadounidenses a fabricar equipamiento.
Biden anunció el viernes 15 de enero que prevé incrementar los recursos federales para los centros de vacunación comunitarios, así como desplegar clínicas móviles y expandir la fuerza laboral de salud pública para acelerar las inmunizaciones.
¿Su meta? Vacunar a 100 millones de estadounidenses en sus primeros 100 días en el cargo, un aumento drástico en el ritmo actual.
"Este será uno de los esfuerzos operativos más desafiantes en la historia de nuestro país", dijo el demócrata de 78 años desde Wilmington, Delaware. "Pero tienen mi palabra: nos las arreglaremos", prometió.
Estados Unidos, con 328 millones de habitantes, había enviado hasta el jueves por la mañana a los estados unos 30 millones de dosis e inyectado solo 11.1 millones, según datos oficiales, muy por debajo de la meta de Trump de haber vacunado en diciembre a 20 millones de personas.
Biden busca reforzar el papel del gobierno federal en la campaña de inmunización, movilizando a la agencia para emergencias FEMA y reembolsando a los estados que desplieguen a su Guardia Nacional.
Con información de AFP y EFE