Año y medio después, las relaciones están en un momento mucho más tenso, sin embargo el tema ya no es la negociación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), sino el narcotráfico. El ex secretario de Defensa, Salvador Cienfuegos, está en el centro de esta controversia.
La Fiscalía General de la República (FGR) informó el jueves de la semana pasada que exoneraba a Cienfuegos, después de ser extraditado a México y acusado por Washington de vínculos con el narcotráfico.
Cienfuegos fue capturado el pasado octubre en Los Ángeles y posteriormente trasladado a Nueva York, donde se le acusó de haber protegido y recibido sobornos del hoy extinto cártel mexicano H-2, una escisión del grupo criminal de los Beltrán Leyva prácticamente desconocido hasta la detención del general.
En noviembre, sin embargo, la Fiscalía mexicana y el Departamento de Justicia llegaron a un extraordinario acuerdo por el que Estados Unidos retiró las acusaciones de narcotráfico y lavado de dinero contra Cienfuegos, a cambio de que fuera investigado en México.
Su exoneración en México ha supuesto un fuerte varapalo a las pesquisas de la Agencia de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, en inglés), ya irritada por la decisión del Gobierno mexicano de limitar el trabajo de esa y otras agencias de seguridad extranjeras.
El jueves pasado, el embajador Landau, quien dejará su cargo este miércoles, criticó la actitud del gobierno mexicano y consideró que "se puede hacer más en ambos lados de la frontera" para detener esta actividad delictiva, uno de los principales reclamos de México a Estados Unidos.
"Creo que para mucha gente en México, este punto de las armas es solamente una cosa que se hace para regañar a Estados Unidos. Yo sí creo que hay más que podemos hacer y hay más que México también puede hacer", sostuvo.
Estas tensiones se producen a pocas horas de que llegue al poder Biden, e incrementa la incertidumbre sobre el rumbo que tomará la relación bilateral.
Con información de EFE