Los más afectados por las nuevas restricciones serán los cerca de 30,000 obreros estonios que trabajan en Finlandia, principalmente en la construcción, quienes no podrán volver a su país los fines de semana durante al menos un mes si quieren mantener sus puestos de trabajo.
Del mismo modo, los residentes de las zonas fronterizas con Suecia y Noruega, que hasta ahora tenían un estatus especial, ya no podrán entrar en territorio finlandés para trabajar si no cumplen una labor esencial.
El mismo miércoles, Noruega anunció una medida muy similar a la de Finlandia, pues sus fronteras estarán cerradas para casi todos los no residentes desde el próximo viernes.
"A partir de medianoche, en la noche del jueves al viernes, Noruega introducirá las reglas de entrada en el territorio más estrictas desde el 12 de marzo", declaró la primera ministra noruega, Erna Solberg, en rueda de prensa.
"En la práctica, la frontera será cerrada a todos los que no residen en Noruega", añadió.
El país nórdico, que no es miembro de la Unión Europea pero pertenece al espacio Schengen, de libre circulación de personas, hará una primera evaluación de la medida en dos semanas.
Solamente algunas categorías quedan exentas, como las personas en sectores considerados de importancia nacional (defensa, energía...), el transporte de personas y mercancías, el personal sanitario proveniente de Suecia y de Finlandia y los periodistas extranjeros.
A diferencia de Finlandia, la medida sí se aplica a los deportistas extranjeros, a pesar de que Noruega debe acoger pruebas internacionales de esquí las próximas semanas.
Finlandia y Noruega son de los países con los índices de contagio más bajos de Europa, y quieren mantener la situación bajo control. Hasta el momento, Finlandia solo ha presentado 43,616 contagios de COVID-19 y 616 fallecimientos por la enfermedad, mientras que en Noruega solo se han registrado 61,809 casos y 556 muertes.
Con información de AFP y EFE