Presión internacional
La presión internacional sobre la junta se incrementó después de que el Consejo de Seguridad de la ONU instó a la liberación de los detenidos y Washington empezó a evaluar sanciones sobre los generales gobernantes.
La enviada de la ONU para Myanmar, Christine Schraner Burgener, condenó con dureza las acciones de los militares en una llamada con el número dos del Ejército, Soe Win, y pidió la liberación inmediata de todos los detenidos, afirmó un portavoz de Naciones Unidas el viernes.
Los acontecimientos en Birmania han generado una profunda inquietud internacional.
El presidente estadounidense, Joe Biden, instó el jueves a los generales birmanos a "renunciar al poder" sin condiciones, mientras su administración se plantea imponer "sanciones específicas" contra los militares golpistas.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas expresó su "profunda preocupación" y pidió "la liberación de todos los detenidos”.
Este texto, redactado por Reino Unido, no condena el golpe militar, como se había contemplado inicialmente. China y Rusia, que tienen poder de veto, se opusieron a una condena explícita.
Beijing sigue siendo el principal respaldo de Birmania en la ONU. Durante la crisis de los rohinyás, obstaculizó todas las iniciativas al considerar ese conflicto un asunto interno birmano.
El jefe del ejército, Min Aung Hlaing, que concentra la mayoría del poder, justificó el golpe alegando "enormes" fraudes en las legislativas de noviembre, ganadas de forma holgada por la LND.
En realidad, según los analistas, los generales temían que, pese a una Constitución que les es muy favorable, su influencia disminuyera tras la victoria electoral de la Premio Nobel de la Paz 1991.
Los militares, que instauraron el estado de emergencia por un año, han prometido elecciones libres al cabo de este período.
Con información de AFP y EFE