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Un año después del confinamiento, Europa batalla para volver a la normalidad

Unas 36.6 millones de personas se han enfermado en Europa, el segundo continente con más contagios después de América. Y la campaña de vacunación no avanza tan rápido como se esperaba.
mar 09 marzo 2021 05:03 AM
Europa Covid
Portugal ha visto crecer los casos positivos en las últimas semanas y ha tenido que endurecer las medidas de aislamiento.

El municipio italiano de Codogno se convirtió en un pueblo fantasma en apenas unos días. Ubicado al sur de Milán, fue la 'zona cero' del COVID-19 en Europa, tras identificar el primer caso positivo el 21 de febrero de 2020. Desde ahí, el nuevo coronavirus se expandió rápidamente por el continente, replicando la misma estampa en cada ciudad europea: bares, tiendas y restaurantes cerrados. Las calles quedaron desiertas, mientras el número de contagios no paraba de crecer por toda la región.

Italia fue el primer país en ser sacudido por el COVID-19. Los hospitales estuvieron tan desbordados que tuvieron que dar prioridad a los enfermos con mejores probabilidades de sobrevivir. El horno crematorio de la ciudad de Bérgamo, al norte del país, vivió una situación límite ante el drástico incremento de muertes: funcionaba 24 horas al día, pero no daba abasto, por lo que el ejército tuvo que transportar cadáveres a otras ciudades para incinerarlos. La situación se salió de control.

En un intento por frenar la expansión de la enfermedad, el 8 de marzo de 2020 el gobierno italiano decretó el aislamiento de 16 millones de personas al norte del país y la restricción de movimientos en todo el territorio. Fue el primero de una serie de confinamientos que sucesivamente se impusieron por el continente y que ahora, un año después, no terminan de desaparecer de la vida de los europeos.

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Italia, Francia, Alemania y España todavía mantienen diferentes confinamientos que restringen la movilidad en los municipios o regiones donde se supera cierta tasa de contagios en relación con la población. El cubrebocas es obligatorio, el ‘home office’ sigue siendo cotidiano y la hostelería opera con un límite máximo de capacidad y horario restringido. También hay en marcha un sistema de rastreo de brotes vía telefónica y los hospitales se encuentran mejor preparados que en 2020.

En 2021, el virus no ha agarrado a Europa desprevenida, como ocurrió en marzo del año pasado, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró al COVID-19 como una pandemia. El continente ahora sabe a qué se enfrenta, pero todavía no logra completar su vuelta a la normalidad pre-pandemia, algo que sí logró China a comienzos de este año.

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Europa está en pleno proceso de recuperación de los estragos que causó una tercera ola tras las fiestas decembrinas. Entre el 15 de diciembre y el 8 de enero, el número de nuevos contagios ascendió un 224% en Reino Unido, un 174% en España, un 71% en Francia y un 18% en Italia como consecuencia de la retirada de muchas restricciones durante Navidad. Alemania, en cambio, registró un descenso del 32% en esas fechas, debido al duro confinamiento decretado por el gobierno de Ángela Merkel.

Pero ya desde mediados de enero, las cifras de infecciones diarias no han parado de caer en Alemania, España y Reino Unido, donde se detectó una nueva variante de COVID-19. Del 20 de enero al 3 de marzo, Alemania bajó de 29,000 a unos 18,000 casos diarios; España de 38,000 a unos 6,000; y Reino Unido de 38,000 a 6,300. Los tres países ya han anunciado medidas para empezar a relajar las restricciones a nivel regional. El objetivo es permitir cierto movimiento en Semana Santa, una festividad que este año comienza el domingo 28 de marzo.

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Por su parte, Italia y Francia no han logrado doblegar la curva. En las últimas seis semanas, Francia se ha mantenido en torno a los 26,700 nuevos infectados, mientras que Italia ha experimentado un ascenso, al pasar de 14,000 casos diarios a unos 20,840. Italia se ha visto especialmente afectada por la variante británica del virus, por lo que el gobierno de Mario Draghi ha extendido las restricciones hasta el 6 de abril. Allí no habrá libertad de movimientos en Semana Santa.

Mientras tanto, la campaña de vacunación no avanza tan rápido como se esperaba. Varios estados miembros de la Unión Europea (UE) han criticado la gestión de la compra y distribución de vacunas realizada por la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, presidido por Ursula Von der Leyen. El objetivo de la Comisión es tener al 70% de los adultos vacunados para mediados de septiembre. Por el momento, parece difícil, ya que sólo han vacunado a un 10% de los 225 millones de adultos que viven en algunos de los 27 países miembros de la unión.

Esa cifra contrasta con los buenos datos registrados en Reino Unido. Hasta el 27 de febrero, 20 millones de personas, el 30% de su población, ya habían recibido la primera dosis, un buen porcentaje que refleja lo bien que marcha su campaña de vacunación. Lograr una campaña más eficaz que en la UE es una prioridad para la administración de Boris Johnson, deseoso de argumentar que el Brexit ha sido un buen trato para Reino Unido, porque su gobierno ahora goza de mayor soberanía.

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Con la intención de facilitar el movimiento entre países, la Comisión presentará el 17 de marzo una propuesta para crear un tipo de pasaporte digital que demuestre si la persona ya se ha vacunado. La iniciativa cuenta sobre todo con el apoyo de las naciones en las que el turismo tiene un gran peso en su economía, como es el caso de España, Grecia e Italia.

Cerca de 36.6 millones de europeos se han enfermado y unos 830,948 han muerto por el virus en el último año. Con un 33% del total de fallecidos en el mundo, Europa es el segundo continente más afectado después de América. Desde Alaska hasta la Patagonia, ha habido 50.6 millones de casos y casi 1.2 millones de decesos hasta comienzos de marzo.

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