En París, los tres pisos de la Torre Eiffel fueron apagándose sucesivamente, aunque hubo poca gente que pudo presenciarlo en directo, debido al toque de queda que rige en la ciudad por el incremento en el número de contagios de COVID-19.
En Roma, el Coliseo quedó en la penumbra, mientras la policía efectuaba un control a un pequeño grupo de espectadores que no había respetado las restricciones sanitarias anticovid.
Otros lugares emblemáticos de Europa participaron en la propuesta, como la Puerta de Brandenburgo en Berlín, la plaza Roja de Moscú y la Sagrada Familia en Barcelona.
Horas antes, en Hong Kong, los habitantes vieron desde los miradores de la ciudad cómo se atenuaban las luces de los rascacielos, mientras que en la capital surcoreana, Seúl, la histórica puerta de Namdaemun se oscureció.
Y la célebre ópera de Sídney también quedó a oscuras.
Del otro lado del mundo
Después de Europa, la Hora del Planeta llegará a América y será el turno de quedar a oscuras del Empire State Building de Nueva York, el Obelisco de Buenos Aires y el Museo del Mañana en Rio de Janeiro.
México será uno de los 27 países del continente que se unen a esta iniciativa global.
En la década pasada, la Hora del Planeta ha inspirado iniciativas globales como la creación de un área marina protegida de 3.5 millones de hectáreas en Argentina, de un bosque de 2,700 hectáreas en Uganda.
También garantizó una nueva legislación de protección de los mares y bosques en Rusia, impulsó la prohibición de los plásticos de un solo uso y de los productos de espuma de poliestireno en Quito, la capital de Ecuador, e inició la plantación de 20,000 plantones de mangle en 13 ciudades de Indonesia.
Este año, los organizadores buscaron destacar la relación entre la destrucción del mundo natural y la creciente incidencia de enfermedades que pasan de los animales a los humanos.
Más pandemias
Los expertos creen que la actividad humana, como la deforestación generalizada, la destrucción de los hábitats de los animales y el cambio climático, están estimulando este aumento y advierten que podrían producirse más pandemias si no se toman medidas.
"Ya sea por la disminución de los polinizadores, la reducción de los peces en el océano y los ríos, la desaparición de los bosques o la pérdida generalizada de biodiversidad, las pruebas de que la naturaleza está en caída libre son cada vez más numerosas", afirmó Marco Lambertini, director general del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), que organiza la Hora del Planeta.
"Y esto se debe a la forma en que vivimos nuestras vidas y dirigimos nuestras economías. Proteger la naturaleza es nuestra responsabilidad moral, pero perderla también aumenta nuestra vulnerabilidad a las pandemias, acelera el cambio climático y amenaza nuestra seguridad alimentaria", añadió.