Tras casi tres meses en los que el gobierno de Biden estuvo sumido en la lucha contra el COVID-19, el documento ofrece una visión largamente esperada de la agenda del mandatario, iniciando una agotadora negociación con el Congreso sobre lo que finalmente se financiará.
Biden aumentaría el gasto en 14,000 millones de dólares en todas las agencias para hacer frente a los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero, un cambio con respecto al rechazo de la ciencia climática por parte de la administración Trump.
El presidente quiere destinar millones de dólares para lidiar con el número creciente de niños no acompañados que llegan a la frontera sur desde Centroamérica, incluidos 861 millones de dólares para invertir en esa región.
Pero su presupuesto no daría fondos para la construcción de un muro en el límite con México, una prioridad para Trump, y sí aumentaría los fondos para la investigación de agentes de inmigración acusados de "supremacía blanca".
Entre los mayores aumentos propuestos en los fondos están ayudas para las escuelas de los barrios más pobres y la investigación de enfermedades mortales distintas de la pandemia de COVID-19, que ha dominado su mandato hasta ahora.
Biden gastaría 6,500 millones de dólares para lanzar un grupo que lidere la investigación dirigida sobre enfermedades desde el cáncer hasta la diabetes y el Alzheimer, un programa que refleja el deseo del presidente de utilizar el gasto público para crear avances en la investigación médica.