América Latina es, según la ONG Global Witness, la región más mortífera para los defensores ambientales. Según su registro, esta región acumuló 148 de los 212 asesinatos cometidos en el mundo a estos activistas en 2019.
Colombia lidera el listado, con 66 homicidios, y salvo Filipinas que ocupa el segundo lugar, los primeros puestos los ocupan Brasil, México, Honduras, Guatemala y Venezuela.
En México, pese a la voluntad del actual Gobierno de suscribirse el Tratado de Escazú, "no ha habido grandes avances en materia de protección de medioambientalistas", denunció María Colín, portavoz de Greenpeace en el país.
"Durante el actual mandato de López Obrador se llevaron a cabo muchos recortes que dejaron a muchos activistas en situación de vulnerabilidad", señaló a Efe.
Para Graciela Martínez, encargada de campañas para ambientalistas de la oficina regional de Amnistía Internacional (AI), este tratado supone un "paso histórico", pero "todavía debe recorrer un largo camino" y "lograr la adhesión de algunos países muy peligrosos para los ambientalistas como Honduras, Guatemala y Colombia", señaló a Efe.
Además de Argentina y México, también ratificaron el pacto Antigua y Barbuda, Bolivia, Ecuador, Guyana, Nicaragua, Panamá, Saint Kiss y Nevis, San Vicente y Granadinas, Santa Lucía y Uruguay.
Países que se resisten
Brasil encabeza la clasificación de las naciones que más bosques primarios perdieron durante 2020, según un reciente informe de Global Forest Watch, y Perú y Colombia, ocupan el quinto y sexto lugar de ese ránking respectivamente.