Sin embargo, el fallo subraya que los centros de estudios pueden sancionar ciertos discursos pronunciados fuera de sus muros, por ejemplo en casos de acoso o amenazas, un matiz clave en la era de las redes sociales.
"A veces es necesario proteger lo superfluo para preservar lo necesario", escribió el tribunal.
Levy fue suspendida como porrista durante un año tras publicar la imagen de su dedo medio y malas palabras un sábado de 2017, cuando tenía 14 años, mientras estaba fuera de su escuela secundaria en Mahanoy City, Pensilvania.
"A la mierda el colegio a la mierda el softball a la mierda animar a la mierda todo", había escrito en el post.
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"Me postulé para el equipo universitario de porristas pero no lo logré, así que estaba bastante molesta", dijo Levy a la ACLU, la poderosa asociación de derechos civiles que la representó en la corte.
El caso puede parecer frívolo, pero toca el tema clave de la libertad de expresión de los jóvenes y el derecho a luchar contra el acoso en línea.
"El interés de la escuela secundaria en enseñar buenos modales no es suficiente, en este caso, para superar el interés en la libertad de expresión", dijo la Corte Suprema.
Las escuelas públicas son "guarderías de la democracia" y es necesario fomentar el intercambio de ideas, incluso las "impopulares", según el dictamen.