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La vacunación y la recuperación de Sudamérica avanzan a un ritmo desigual

El PIB de Chile, el país con la campaña de inmunización más avanzada, está retomando sus niveles anteriores a la pandemia, pero solo es una isla en medio de una región en crisis.
mar 06 julio 2021 05:04 AM
La velocidad con la que marcha el proceso de inoculación en Chile permitió 10.3 millones de personas —el 54% de la población— ya haya recibido las dos dosis de la vacuna. Esto no solo provoca un descenso vertical de los contagios desde comienzos de junio: las proyecciones de crecimiento económico de Chile están siendo corregidas al alza ante las expectativas de una mayor flexibilización de las restricciones en el segundo semestre.
Hasta el momento, más de un 53% de los adultos en Chile, 10.3 millones de personas, ha recibido las dos dosis de la vacuna contra el COVID-19.

BUENOS AIRES- Antonia Espic salió del centro de vacunación de la ciudad costera de Concón, en la zona central de Chile, con una profunda sensación de alivio. Tras haber recibido en mayo la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19, el temor de contagiar a su abuela de 93 años, por fin, empezó a ceder. Para Antonia, ese fue, sin dudas, el principal beneficio que le aportó haber completado el esquema de vacunación. Pero no fue el único.

"A las personas con dos dosis recibidas nos entregan un pase de movilidad, que nos permite circular libremente aún cuando haya restricciones", dice. "La sensación es de mayor seguridad, de empezar a vivir una vida algo más cercana a la normalidad".

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Lejos de formar parte del grupo etario de adultos mayores o del personal de salud, Antonia Espic tiene apenas 27 años y es periodista. Sin embargo, la velocidad con la que marcha el proceso de inoculación en Chile le permitió ser una de las 10.3 millones de personas —el 54% de la población— que ya recibió las dos dosis.

Semejante celeridad no solo viene provocando un descenso vertical de los contagios desde comienzos de junio: las proyecciones de crecimiento económico de Chile están siendo corregidas al alza ante las expectativas de una mayor flexibilización de las restricciones en el segundo semestre.

El Banco Central de Chile elevó en junio a un rango de entre 8.5% y 9.5% el crecimiento del PIB esperado para este año, una estimación muy por encima de la expansión del 6% al 7% de marzo pasado. De confirmarse, la economía se recuperaría con creces de la caída del 5.8% registrada en 2020.

"La situación externa favorece el crecimiento económico con el alza del precio internacional del cobre, a lo que se suma un impulso a la demanda por el retiro de parte de los fondos de pensiones acumulados", dice el economista Joseph Ramos Quiñones, profesor de la Universidad de Chile e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en Santiago.

"Pero otro factor clave para la recuperación económica es la velocidad del proceso de vacunación y, de hecho, el Banco Central lo da como principal razón de su cambio de proyección", precisó.

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La relación es directa: el país de América Latina que más rápido está avanzando en la inoculación completa de su población será también el primero de la región en retomar los niveles del PIB previos a la pandemia. El ejemplo chileno expone cuál será, más allá del contexto internacional o del escenario local en cada país, el principal factor que determinará el grado de recuperación que finalmente tendrán este año las economías del sur del continente.

El problema es que el acelerado ritmo de vacunación de Chile es una isla en Sudamérica a la que solo se acerca Uruguay. En el resto de los países el proceso de inoculación sigue sin adquirir la velocidad necesaria.

En un lejano segundo escalón, con esquemas completos de vacunación que alcanzan a entre el 8% y 15% de la población, asoman Brasil, Colombia, Argentina, Perú y Ecuador. Mucho más demorados aún están los procesos en Bolivia, Paraguay y Venezuela.

Brasil y Colombia aceleran el ritmo

Si bien la mayoría de los países sudamericanos corren lejos de Chile, en algunos se registra una aceleración que viene recreando las expectativas económicas. El caso más evidente es el de Brasil. Con más de 518.000 muertes, ese país solo registra menos fallecidos por COVID-19 que Estados Unidos en todo el mundo.

El evidente fracaso del gobierno de Jair Bolsonaro para gestionar la pandemia continúa empujando hacia abajo sus niveles de aprobación. Sin embargo, las expectativas económicas parecen correr en sentido contrario. En el último mes los pronósticos de crecimiento del PIB se han ido corrigiendo al alza.

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De hecho, el Relevamiento de Mercado —un informe del Banco Central do Brasil que recopila y promedia las estimaciones de analistas y bancos— proyectó el 25 de junio pasado un crecimiento para este año del 5,05% del PIB, muy por encima del pronóstico del 3.5% realizado cinco semanas antes.

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Una de las principales razones que está por detrás de esa súbita mejora de las expectativas es la aceleración del proceso de vacunación. Mientras a fines de mayo Brasil administraba cerca de 630,000 de vacunas al día, un mes después el ritmo ya había subido a casi 1.4 millón de personas.

"Se esperaba que solo el año próximo íbamos a tener concluido el proceso de vacunación y ahora se estima que en octubre como máximo Brasil va a tener vacunada a toda su población objetiva", dice Alex Agostini, economista jefe de la calificadora Austin Rating, en Sao Paulo.

"Esa aceleración es clave debido a que dos tercios del PIB desde el lado de la oferta están relacionados con los Servicios, sobre todo la parte comercial, que exige la presencialidad".

En Colombia, también la mayor velocidad que viene adquiriendo el proceso de vacunación está recreando las expectativas. Mientras a fines de mayo se estaban aplicando unas 120,000 inoculaciones diarias, a fines de junio ese ritmo ascendió a unas 317,000.

Eso, junto a la suspensión — al menos temporal — de las protestas sociales, ha impulsado las proyecciones de crecimiento. A mediados de junio, la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo) revisó al alza su pronóstico del PIB del 4.8% al 7.2%.

Una recuperación a medias

Las perspectivas son diferentes en Argentina. Tras el derrumbe del 9.9% del PIB registrado en 2020, se esperaba para este año una recuperación vigorosa. Sin embargo, esas expectativas se han estado desinflando, pues los niveles de actividad económica han registrado desde febrero caídas con respecto al mes anterior.

Ese contexto está impulsando una corrección a la baja de las estimaciones de crecimiento para este año. En mayo, el último Relevamiento de Expectativas de Mercado, que promedia las estimaciones de consultoras y analistas, indicó un crecimiento del 6% del PIB, 0.4% menos que en el informe anterior. Con eso, el alza corresponderá por completo al arrastre estadístico de 2020.

La lentitud del proceso de vacunación —solo el 9% de la población recibió las dos dosis— y, sobre todo, la falta de certezas sobre cómo evolucionará en los próximos meses agregan más incertidumbres a una economía que, ante la falta de acceso a los mercados de deuda, debe recurrir a la emisión monetaria para financiar parte de su déficit fiscal.

Ese círculo vicioso retroalimenta aún más los niveles de inflación, que rondan el 50% anual.

En Perú tampoco el crecimiento esperado para este año alcanzará para recuperar el desplome del 11.1 % registrado en 2020. A la inestabilidad institucional y la incertidumbre sobre el rumbo de la economía se agrega un proceso de vacunación que avanza a un ritmo irregular.

Tras haber acelerado la aplicación de vacunas a comienzos de junio, la cantidad de dosis diarias volvió a retroceder en los últimos días. Con solo el 8.9% de la población con el esquema completo, continúan las restricciones a la movilidad y concentración de personas en buena parte del país.

"El ritmo de vacunación viene lento y eso influye mucho en la recuperación de la economía", dice Hugo Ñopo, economista e investigador principal de Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), en Lima. "El mercado peruano de trabajo y de consumo es altamente informal, las transacciones se hacen cara a cara, y eso es lo que justamente la pandemia imposibilitó".

En el resto de los países del sur del continente, la mayor lentitud a la esperada en el proceso de inoculación está provocando un ajuste hacia abajo de las proyecciones económicas.

En Ecuador, el presidente Guillermo Lasso, quien asumió el 24 de mayo, lanzó un plan para vacunar a nueve millones de ecuatorianos en los primeros 100 días de gobierno como parte de su estrategia para reactivar la economía. Sin embargo, un mes después de aquel anuncio reconoció dificultades para adquirir las dosis necesarias.

Con solo el 7.7% de la población vacunada con dos dosis, el Banco Central revisó a la baja el crecimiento esperado para este año: pasó del 3.1% estimado en noviembre pasado al 2.8% en junio. En cualquier caso, el alza estará muy por debajo de la caída del 7.8% del PIB en 2020.

El panorama es similar en Paraguay. A fines de abril, el Banco Central del Paraguay (BCP) rebajó las perspectivas de crecimiento del PIB para este año del 4% estimado en diciembre de 2020 al 3.5% ante la lentitud de la vacunación. Esas correcciones a la baja podrían continuar en un contexto en el que a fines de junio solo el 1.9% de los paraguayos habían recibido el esquema vacunatorio completo.

La vigorosa recuperación esperada para las economías del sur del continente este año está enfrentando un obstáculo: la llegada de las vacunas no se está concretando al ritmo estimado a fines de 2020. Ese déficit no solo podría agravar la crisis sanitaria ante la expansión de variantes altamente contagiosas del COVID-19, como la Delta, sino que también está colocando un techo cada vez más bajo a la recuperación económica en varios países. Un factor más de convulsión para una Sudamérica en ebullición.

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