Gobierno, libertad de prensa y narcóticos
El portavoz subrayó además en varias ocasiones que "Afganistán tendrá un gobierno islámico y fuerte", en base a los valores de la sociedad afgana, que será inclusivo, con todos los sectores representados, y que tendrá "buenas relaciones con todo el mundo".
"Haremos todo lo posible para asegurarnos de que todos sean parte del país, incluso aquellas personas que se opusieron a nosotros en el pasado, pero se debe esperar hasta que se hagan los anuncios" para conocer más detalles, explicó Mujahid durante la masiva rueda de prensa, donde insistió que se negocia aún el nuevo gobierno.
Además, aseguró, el territorio afgano no será utilizado contra nadie, y "no será permitida" la entrada en el país a combatientes extranjeros que quieran atentar contra otros países.
El portavoz subrayó además en varias ocasiones que "Afganistán tendrá un Gobierno islámico y fuerte", en base a los valores de la sociedad afgana, que será inclusivo, con todos los sectores representados, y que tendrá "buenas relaciones con todo el mundo".
"Haremos todo lo posible para asegurarnos de que todos sean parte del país, incluso aquellas personas que se opusieron a nosotros en el pasado, pero se debe esperar hasta que se hagan los anuncios" para conocer más detalles, explicó Mujahid durante la masiva rueda de prensa, donde insistió que se negocia aún el nuevo gobierno.
¿Libertad prolongada?
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, lanzó la operación "Libertad Duradera" el 7 de septiembre de 2001, casi un mes después de los atentados terroristas del 11 de septiembre, que provocaron la muerte de más de 3,000 personas. Afganistán, entonces en manos talibana, se negaba a entregar a Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda, la organización terrorista que de adjudicó los ataques.
FOTO: Reuters/Goran Tomasevic
Derrota veloz
La coalición internacional, encabezada por Estados Unidos y sus aliados en la OTAN, derrota a los talibanes en menos de dos meses, pues capitularon el 6 de diciembre de 2001.
FOTO: Reuters/Stefano Rellandini
Una guerra olvidada
Estados Unidos se concentró en la invasión en Irak a partir de 2003. Esto permitió que los talibanes y otros grupos islamistas se reagruparan y formaran un movimiento de insurgencia.
FOTO: Reuters/Shamil Zhumatov
Promesas rotas
Aunque Barack Obama llegó a la presidencia de Estados Unidos con la promesa de terminar con la guerra, durante su gobierno se alcanzó un máximo de 100,000 soldados estadounidenses en Afganistán, con el fin de controlar a la insurgencia talibán y sofoca el avance de Estado Islámico.
FOTO: Reuters/Fabrizio Bensch
Muy lejos de la paz
Aunque al principio de su presidencia, Trump lanzó una importante ofensiva contra los talibanes, en 2020 su gobierno alcanzó un acuerdo de paz con este grupo. Su sucesor, Joe Biden, avanzó en el retiro de las tropas de Estados Unidos en Afganistán, que debería haber concluido el 31 de agosto. Los talibanes aprovecharon esto y la debilidad del ejército afgano para avanzar y finalmente, tomar la capital Kabul.
FOTO: Reuters/Yannis Behrakis
Además, aseguró, el territorio afgano no será utilizado contra nadie, y "no será permitida" la entrada en el país a combatientes extranjeros que quieran atentar contra otros países.
Mujahid también se refirió en su intervención al cultivo de opio en Afganistán, el mayor productor del mundo, y aseguró que combatirán esta lacra, que destruye a la juventud, proporcionando "cultivos alternativos a la gente".
"Un país libre de narcóticos", subrayó, a pesar de que en el pasado la comunidad internacional criticó a los talibanes por aprovecharse de estos cultivos para financiar la guerra.
Con información de AFP y EFE