"Ataque a la propia democracia"
Las reacciones políticas no se hicieron esperar, en un país marcado por el asesinato en plena calle en 2016 de la diputada eurófila Jo Cox, una semana antes del referéndum del brexit, a manos de un simpatizante neonazi.
"Noticias horribles y profundamente impactantes", tuiteó el líder de la oposición laborista, Keir Starmer.
Johnson y su gobierno no reaccionaron todavía, pero la esposa del primer ministro, ex jefa de comunicación del Partido Conservador lamentó esta "noticia absolutamente devastadora".
Amess "era inmensamente amable y bueno. Un gran amante de los animales y un verdadero caballero. Esto es completamente injusto. Mis pensamientos están con su esposa y sus hijos", agregó.
"Noticias alarmantes y preocupantes", tuiteó por su parte el ex primer ministro conservador británico David Cameron.
"Atacar a nuestros representantes elegidos es un ataque a la propia democracia. No hay excusa ni justificación. Es lo más cobarde que puede haber", fustigó Brendan Cox, viudo de Cox, asesinada cuando tenía 41 años.
El ataque en 2016 a esa diputada laborista, firme defensora de la pertenencia británica a la Unión Europea y de la causa de los refugiados, conmocionó al Reino Unido, en un contexto de fuerte tensión por la campaña para aquella consulta que dividió al país.
Fue la primera mujer parlamentaria asesinada en el país y el primer diputado asesinado desde Ian Gow, víctima del IRA en 1990.
En 2010, el diputado laborista Stephen Timms fue apuñalado por una mujer tras haber votado a favor de la intervención británica en la guerra de Irak.
Y diez años antes, el asistente del diputado liberaldemócrata Nigel Jones murió durante un ataque con sable en un encuentro con electores locales cuyo objetivo era el legislador.