En una rueda de prensa en Ginebra, el responsable del PNUD, Achim Steiner, destacó que el país no sólo se enfrenta a una agitación política, sino que "también estamos siendo testigos de una implosión económica".
Los talibanes derrocaron al gobierno afgano respaldado por Estados Unidos a mediados de agosto, después de veinte años de conflicto, e instauraron un emirato islámico.
Desde entonces, el país afronta una escasez de efectivo. Los talibanes, sujetos a sanciones internacionales, no tienen los fondos para administrar los bancos y pagar los salarios. Washington congeló notablemente las reservas del banco central afgano.
Según una evaluación rápida publicada a principios de septiembre por el PNUD, alrededor del 97% de la población del país corre el riesgo de entrar en extrema pobreza si no se aporta una solución urgente a la crisis política y económica del país.
Durante el primer año, el mecanismo puesto en marcha por el PNUD debe recaudar unos 667 millones de dólares para ayudar a 4.5 millones de personas.