"De pronto, la clase media, que acababa de salir de la pobreza, debió hacerse cargo de sus padres en un país en que los medicamentos son de los más altos del mundo comparados con el poder adquisitivo de la gente, un escenario que provocó una sensación de enorme frustración".
A eso se sumó la evidencia de que buena parte de los privilegios de las elites se habían mantenido inalterables en las décadas anteriores.
"Por el crecimiento económico de los últimos años, más gente tuvo y tiene acceso a la Universidad, pero muchos de ellos terminaron por comprobar que eso no era suficiente para progresar", dice Elgueta. "La percepción de las diferencias con las elites se volvió, entonces, más evidente y del descontento se pasó a la rabia".
Ese panorama, que derivó en el estallido de 2019, incrementó los deseos de cambios en el escenario político tras tres décadas de gobiernos de las dos coaliciones tradicionales. La necesidad de esa oxigenación crece aún más en medio del surgimiento de nuevos casos de corrupción desde lo más alto del poder.
El martes 9 la Cámara de Diputados aprobó la realización de un juicio político para destituir al presidente Piñera por presuntas irregularidades ocurridas en 2010 en la venta de un polémico proyecto minero en Islas Vírgenes, escándalo revelado en la investigación por los Pandora Papers.
Sin embargo, la acusación no prosperó en el Senado chileno, donde la oposición no contaba con los votos suficientes para hacer que esta propuesta avanzara.
En medio de ese agitado clima político y de una Convención Constitucional en marcha, los chilenos acudirán a las urnas el domingo para elegir al próximo presidente.
El resultado es incierto —por ley, está prohibido difundir encuestas desde 15 días antes de las elecciones—, pero todo indica que Chile tendrá a partir del 11 de marzo un presidente que no surgirá de ninguna de las dos fuerzas que monopolizaron el gobierno en los últimos 16 años: Nueva Mayoría, de la ex presidenta Michelle Bachelet, y Chile Vamos, del actual mandatario Piñera.
Chile se alista para iniciar un nuevo camino. El interrogante nada menor a despejar es si el giro será hacia la derecha o hacia la izquierda.