Sus avances permiten democratizar los drones con usos muy variados (fotografía aérea, video, agricultura, operaciones de rescate, de seguridad pública...).
La parte de mercado de DJI está entre el 70 y el 80% en 2020, según varios analistas. Su volumen de negocio está cerca de los 3,000 millones de dólares.
El gabinete Hurun de Shanghái, especializado en la evaluación de la riqueza personal, estima la fortuna de Wang Tao en 48.000 millones de yuans (unos 7,500 millones de dólares).
Las sospechas de Estados Unidos
El creciente éxito de DJI comenzó a ser visto con malos ojos por Estados Unidos, que no tiene una empresa capaz de rivalizar con el grupo chino y teme también por la seguridad nacional.
Millones de estadounidenses usan drones de DJI, así como algunas agencias gubernamentales del país, para vigilar fauna o actividades militares.
Por lo que DJI podría potencialmente recopilar miles de datos sensibles en suelo estadounidense. Además, empresas de seguridad informática occidentales detectaron fallos de seguridad en las aplicaciones móviles de DJI.
La firma china desmintió cualquier intención malévola y llevó a cabo correcciones y actualizaciones.
Objetivos
En 2017, el Departamento de Defensa de Estados Unidos prohibió a los militares los productos DJI. En 2019, el Departamento de Seguridad Interior alertó de los riesgos para la seguridad relacionado con los drones chinos.
En diciembre de 2020, Estados Unidos impuso restricciones a la exportación de tecnología estadounidense a decenas de empresas chinas, incluida DJI, por sus supuestos nexos con el ejército y los servicios de seguridad chinos.