"Los Amhara son muy reticentes a una rehabilitación del TPLF", considera William Davison, un analista senior experto en Etiopía del International Crisis Group.
La disputada región de Tigré occidental, que ha sido ocupada por fuerzas Amhara desde el inicio de la guerra, "se convertirá probablemente en un punto de fricción en cualquier futura negociación", añadió el analista.
El TPLF ya ha pedido al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que garantice el repliegue de las fuerzas Amhara y de las tropas eritreas de la región, reclamada por Amharas y tigrenses.
"Tanto Eritrea como los Amhara ven al TPLF como una amenaza a su existencia", dijo Davison a AFP.
¿Qué puede hacer la comunidad internacional?
A pesar de los obstáculos, la posibilidad de que los enfrentamientos se interrumpan ha creado una pequeña oportunidad para el diálogo, a fin de poner término a un conflicto que ha matado a miles de personas y ha creado una grave crisis humanitaria.
"Este es un momento oportuno para aplicar presión diplomática", dijo Davison.
"Además de que las partes en conflicto aprovechen esta oportunidad, debería haber un esfuerzo diplomático concertado inmediato para alentarlos a lograr un acuerdo de cese de hostilidades y negociaciones abiertas".
Pero los esfuerzos de mediación internacional probablemente fracasarán a menos que también incluyan a Eritrea y a su líder, Isaias Afwerki, quien mantiene estrechos vínculos con Abiy, recordó el especialista Awet.
"Dado el papel del presidente Isaias en este conflicto y su influencia sobre el primer ministro Abiy, la negativa de la comunidad internacional a involucrar a Eritrea de manera sostenible y constructiva sigue siendo el gran talón de Aquiles en toda acción diplomática".