Tanto en uno como en el otro caso, en su lucha contra las fuerzas georgianas los separatistas contaron con el apoyo de Rusia.
En 1992 un acuerdo entre el líder georgiano, Eduard Shevardnadze, y el presidente ruso, Borís Yeltsin, puso fin a las hostilidades en Osetia del Sur y sancionó la creación de una fuerza de paz. En el caso de Abjasia, el acuerdo de paz se firmó en mayo de 1994.
Sin embargo, en la práctica tanto Osetia del Sur como Abjasia se mantuvieron independientes y fueron erigiendo las estructuras de un estado, ejército incluido, con el respaldo, más o menos tácito, de Rusia.
Acercamiento a la OTAN e intervención rusa
Al llegar en 2004 al poder en Georgia, Mijaíl Saakashvili se marcó como objetivo recuperar la soberanía sobre los territorios separatistas y promover el ingreso de su país en la OTAN.
Coincidiendo con su reelección en 2008 convocó un referéndum sobre la adhesión del país a la organización militar, en el que el 72.5 % de los votantes se pronunciaron a favor.
Serguéi Lavrov, entonces y ahora ministro de Asuntos Exteriores ruso, afirmó tras la consulta que sería “un juego muy peligroso si (las autoridades de Georgia) consiguen el respaldo de la OTAN y deciden resolver por la fuerza el problema de los conflictos abjaso y suroseta".
En la noche del 7 al 8 de agosto de 2008 tropas georgianas atacaron Tsjinval, capital de Osetia del Sur, y otras localidades. Sin embargo, la intervención de fuerzas militares rusas en apoyo de las milicias surosetas obligó a retirarse a los georgianos, en un conflicto que se prolongó durante cinco días y que causó más de 600 muertos.
Dos semanas después Rusia reconoció la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, rechazada por Estados Unidos y la Unión Europea y solo secundada por Venezuela, Nauru, Siria y Nicaragua.