Retenida por la corona británica
Colonizada por vikingos y después por normandos antes de ser retomada por la corona británica, la isla de Irlanda quedó adscrita al Reino Unido a partir de 1801.
Las tensiones ligadas a esta dominación condujeron a dos años de "guerra de independencia" (1919-1921) entre el Ejército Republicano Irlandés (IRA) y las fuerzas británicas.
El conflicto desembocó en la partición de la isla: el Estado libre de Irlanda con Dublín como capital y la región de Irlanda del Norte, que siguió formando parte del Reino Unido y cuya capital es Belfast.
Treinta años de conflicto
A partir de 1968, surgió el "movimiento de los derechos cívicos", impulsado por la minoría católica contra las discriminaciones.
Comenzó en 1969 un periodo conocido como "Troubles" (conflictos), marcado por los atentados perpetrados por el IRA y las milicias extremistas protestantes.
En agosto de 1969 las tropas británicas se desplegaron en la región.
El domingo 30 de enero de 1972, en el barrio católico de Bogside en Londonderry, soldados británicos abrieron fuego contra los participantes de una marcha pacífica, dejando 14 muertos.
Dos meses después de este "Bloody Sunday", Londres suspendió las instituciones irlandeses y retomó el control de la región.
Más de 3,500 personas murieron durante los 30 años de conflicto.