Así siete días a la semana. "Pero el sueldo no es malo", dice. Puede llegar a 1,500 euros. Eso sí, Luís toma días libres porque "la vida no es solo dinero, hay que cuidar a la familia".
Ninguno de los tres hijos de Marcio Barros mantendrá la tradición familiar. El presidente de la Asociación de Pescadores de Ericeira lleva media vida en el mar y entiende que los jóvenes prefieran trabajar "en tierra".
Barros recuerda el puerto de Ericeira con más de 50 barcos. Hoy son la mitad. "Es un trabajo pesado y las condiciones no son buenas".
La pesca, lamentan Luis y Márcio, no se valora lo suficiente y el mar sufre por la contaminación y el turismo.
En sus redes, además de peces, caen bolsas y botellas de plástico, envases de yogures y comida... Desperdicios de tierra en alta mar.
La capa de hielo de Groenlandia perdió 4.7 billones de toneladas en 20 años
"Las cosas han cambiado mucho", continúa Márcio. Hay más basura, pero hay también proyectos sostenibles. Ahora los pescadores de Ericeira envían los residuos plásticos a una cooperativa en el norte del país que los transforma en zapatos, ropa y equipos para la pesca.
Si pudiera participar en la Conferencia de Lisboa, Márcio exigiría a los políticos "responsabilidad por el futuro de nuestros hijos y nuestros océanos".
"Si perdemos el mar, perdemos todo", zanja Luís.