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El cambio climático: la consecuencia silenciosa de la invasión a Ucrania

La crisis energética provocada por el conflicto en el este de Europa hace que muchos países estén abandonando los compromisos que hicieron durante la COP26 de Glasgow.
vie 01 julio 2022 05:04 PM
People are holding banner signs while they are going to a demonstration against climate change
“La tentación de los países de seguir invirtiendo en gas en el extranjero como consecuencia de la guerra en Ucrania” pone en riesgo los objetivos de la COP26, dice un estudio.

La invasión de Rusia a Ucrania, que inició hace ya cuatro meses, ha traído consecuencias como una crisis alimentaria y de inflación que preocupa al mundo. Sin embargo, hay otra consecuencia más silenciosa del conflicto, pero igualmente preocupante: los países están dejando de cumplir sus compromisos para frenar la emisión de carbono.

Durante la COP26, celebrada en Glasgow en noviembre de 2021, los países asistentes se comprometieron a poner fin al nuevo apoyo extranjero directo a los combustibles fósiles para fines de 2022 y a priorizar por completo sus finanzas públicas internacionales para una transición energética limpia y justa.

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Estas promesas no tardaron en chocar con una realidad política que ha impedido su cumplimiento. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, enfrenta una dura situación interna por el aumento de los precios del combustible vinculado a las consecuencias de la invasión de Ucrania.

A pesar de sus promesas de campaña de relanzar la política climática de Estados Unidos, hundida durante la presidencia de Donald Trump, Biden ahora trata de persuadir a la industria petrolera nacional para que aumente la producción y se prepara para una visita a Arabia Saudita el mes que viene.

Los estadounidenses están pagando un promedio de cinco dólares por galón (unos 3.8 litros) para llenar el tanque de sus automóviles, frente a los tres dólares de hace un año. Ese aumento, a su vez, está alimentando una inflación que ha llegado a ser la más alta en 40 años.

Al mismo tiempo, los países europeos luchan por encontrar formas de eludir la dependencia de las importaciones rusas de petróleo y gas.

Los países que se comprometieron en la COP26 a dejar de financiar la extracción internacional de combustibles fósiles van camino de incumplir sus objetivos debido a la búsqueda de alternativas al gas ruso por la guerra de Ucrania, según un informe del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD).

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El estudio, en el que también han colaborado Tearfund y Oil Change International (OCI), recuerda que 34 países y cinco instituciones financieras públicas firmaron en la COP26 un compromiso para poner fin a la financiación internacional pública de combustibles fósiles para finales de 2022.

Sin embargo, el informe señala que "la mayoría de los países e instituciones todavía tienen que publicar sus políticas alineadas con Glasgow", mientras que las agencias de crédito están "muy rezagadas".

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"Además, a principios de esta semana, los líderes del G7 debilitaron un compromiso casi idéntico adoptado en la reunión ministerial del G7 en mayo, creando incertidumbre para la iniciativa de la Declaración de Glasgow", señala el informe.

Incompatible con el Acuerdo de París

Una de las "mayores amenazas" para el éxito de los compromisos adoptados en Glasgow es “la tentación de los países de seguir invirtiendo en gas en el extranjero como consecuencia de la guerra en Ucrania”, ya que buscan reemplazar el combustible ruso.

Los autores del informe destacan que estas inversiones son “incompatibles" con el límite de calentamiento global de 1.5 grados acordado en París, y muestran que las alternativas limpias son “más adecuadas para servir a la seguridad energética”.

De hecho, Canadá (11,000 millones de dólares anuales), Estados Unidos (3,100), Italia (2,800), Alemania (2,800) y España (2,400) fueron los que más financiación pública aportaron al petróleo y al gas entre 2018 y 2020, a pesar de que todos ellos firmaron en Glasgow.

En el mismo periodo, sólo siete de los signatarios del acuerdo —Dinamarca, Suecia, Francia, Alemania, Nueva Zelanda, Eslovenia, Bélgica, y el Banco Europeo de Inversiones (BEI)— financiaron más energía limpia que combustibles fósiles, mientras que otros siete —de nuevo Bélgica, además de Finlandia, Nueva Zelanda, Portugal, Eslovenia, España y Suiza— financiaron según este documento menos de 100 millones de dólares en energía limpia al año.

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Además, el informe muestra que si los países “cumplen sus promesas” podrían acelerar una revolución energética verde en los países de renta baja, para lo que será necesario movilizar “una inversión conjunta de 28,000 millones de dólares anuales” de financiación pública internacional para energías renovables.

El estudio indica que estas inversiones “pueden desempeñar un papel importante para evitar el bloqueo de combustibles fósiles y acelerar una transición energética limpia y justa en los países menos desarrollados”

​​La codirectora de Finanzas Públicas Globales de OCI, Laurie van der Burg, ha señalado que “aunque el acuerdo de Glasgow tiene un gran potencial transformador, hay señales de retroceso entre los países firmantes”, como Alemania, “que está buscando activamente nuevas inversiones en el extranjero para reemplazar el suministro ruso”.

Para Van der Burg, las inversiones gasísticas “no son necesarias para garantizar la seguridad energética” porque “las renovables y la eficiencia energética permiten cubrir las necesidades de desarrollo y ofrecen un mejor acceso a la energía”.

Por su parte, la asesora principal de políticas del IISD ha destacado que “la crisis energética actual solo intensifica la necesidad de avanzar hacia sistemas más seguros y sostenibles basados ​​en las energías renovables y la eficiencia energética".

“La COP27 de Sharm el-Sheikh (Egipto) será una prueba de rendición de cuentas para los firmantes de Glasgow, ya que tendrán que presentar nuevos planes de finanzas públicas internacionales” para consolidar el límite de calentamiento de 1,5 grados acordado en París.

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