El plan consiste en verter de forma paulatina al océano Pacífico más de un millón de toneladas de agua contaminada con tritio, un radionucleido que no puede ser eliminado por las tecnologías actuales, pero cuya dilución en el mar ya se practica en Japón y en el extranjero en instalaciones nucleares en funcionamiento.
Esta agua tritiada proviene de la lluvia, aguas subterráneas o inyecciones de agua necesarias para enfriar los núcleos de varios reactores nucleares de Fukushima que se fusionaron debido al tsunami del 11 de marzo de 2011.
Se instalaron más de mil depósitos alrededor de la planta para almacenar esta agua tritiada tras operaciones de depuración destinadas a eliminar otras sustancias radiactivas. Pero la capacidad de almacenamiento se saturará pronto.
Según los expertos, el tritio solo es peligroso para los humanos en dosis muy concentradas, situación a priori excluida en caso de que se produzca una liberación en el mar a lo largo de varias décadas, tal y como prevé Tepco.
El OIEA también cree que este proyecto se realizará "en pleno cumplimiento de los estándares internacionales" y que "no causará daños al medio ambiente".
Tepco tiene previsto iniciar la operación en la primavera de 2023, tras la construcción de un conducto submarino para transportar agua tritiada a aproximadamente un kilómetro de la costa.