El año pasado, el comercio bilateral se disparó un 26% hasta los 328,300 millones de dólares.
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“Las empresas [taiwanesas] son una parte tan integral de la cadena de valor china que resulta difícil ejercer demasiada presión sobre esas rutas comerciales”, dijo al South China Morning Post Zennon Kapron, director de la empresa de investigación del sector financiero Kapronasia, con sede en Singapur.
Tao Jingzhou, un experto en arbitraje internacional con experiencia en Beijing, Hong Kong y Londres, consideró que cualquier sanción unilateral es “de doble filo”, también teniendo en cuenta que Washington podría tomar represalias si su economía se ve afectada.
“Sancionar a Taiwán es como mover una piedra y dejarla caer sobre su propio pie, además de profundizar las divisiones entre las dos partes”, dijo al SCMP Hong Hao, autor y economista independiente de China.
China y Taiwán están separadas de hecho desde 1949, cuando las tropas comunistas de Mao Zedong derrotaron a los nacionalistas, que se refugiaron en la isla.
Estados Unidos reconoció en 1979 al gobierno de Beijing como representante de China, aunque siguió dando respaldo militar a Taiwán.
La "reunificación" de China es un objetivo prioritario para el presidente chino, Xi Jinping, quien la semana pasada le dijo formalmente a Biden por teléfono que evitara "jugar con fuego”.
Con información de AFP y EFE