En Shanghái, varios manifestantes corearon el domingo el lema: "¡Xi Jinping, renuncie! ¡PCC, retírate!". Y en Beijing, se escucharon otros como: "Libertad de arte" o "Libertad para escribir".
"No recuerdo manifestaciones públicas en las que se haya exigido [abiertamente] la libertad de prensa en las últimas dos décadas", tuiteó la politóloga Maria Repnikova.
"Lo que es verdaderamente intrigante de estas manifestaciones es cómo la atención que se le da a ese tema", el de las restricciones sanitarias, "se ha extendido a otras cuestiones políticas más amplias".
Los manifestantes, mayoritariamente jóvenes y movilizados por internet, recurrieron a audaces estrategias para esquivar la censura del Estado, agitando hojas en blanco o escribiendo artículos en línea llenos de absurdos juegos de palabras "positivos" para llamar la atención sobre la falta de libertad de expresión.
"Los manifestantes son muy jóvenes y la ira de la base es muy muy fuerte", observó Wu.
Según los analistas, lo que debería preocupar al partido es la cólera de los manifestantes hacia los máximos dirigentes chinos, algo inédito —según ellos— desde las movilizaciones de 1989, duramente reprimidas.
"Por su alcance e intensidad, se trata de la manifestación de jóvenes más importante [celebrada] en China desde el movimiento estudiantil de 1989", declaró a AFP Willy Wo-Lamp, de la fundación Jamestown.
"En 1989, los estudiantes prestaban especial atención a no atacar, sobre todo, a la dirección del partido. Esta vez, han sido muy explícitos [sobre el hecho de que quieren] un cambio de dirección", apuntó.
Estas manifestaciones, organizadas tanto en prestigiosas universidades de Pekín como en ciudades del centro de China como Wuhan y Chengdu, tienen un alcance singular, según Lam.