Francia además prevé facilitar el regreso al trabajo de los jubilados para que mejoren su pensión y flexibilizar la jubilación progresiva, que permite trabajar dos años a tiempo parcial antes de retirse, cobrando una parte de la pensión.
La mayoría de regímenes de pensión especiales, como los del transporte público de París RATP, las empresas de energía o el Banco de Francia, dejarán de aplicarse para las nuevas personas contratadas en estos sectores.
Una medida muy impopular
Más de seis de cada 10 personas se oponen, según un sondeo de OpinionWay publicado este martes. Un 61% de los encuestados considera "necesaria" una reforma, pero no esta, y 58% apoya las protestas.
"El nivel de apoyo a la movilización es importante, por encima de la media (...) Todo dependerá de la dinámica del movimiento y la batalla que nos espera es incierta", dijo el vicepresidente de la empresa de sondeos, Bruno Jeanbart, al diario Les Échos.
Pero Macron, que el jueves estará en Barcelona para una cumbre franco-española, ha dejado al frente a su primera ministra Élisabeth Borne, quien defendió este martes "un proyecto de justicia" y “progreso".
"Tiene razón de no estar en primera línea", dijo a AFP Frédéric Dabi, del instituto de sondeos Ifop, para quien si "hay una crispación terrible", podrá intervenir más tarde.
"Todo se sucede como si los franceses hubieran integrado que el gobierno no podrá ceder, porque Macron se juega su mandato", agregó el analista.