A la vista de este hallazgo, el estudio, cuyas conclusiones se publican este viernes en la revista 'One Earth', subraya la urgencia de responder a la crisis climática y de actuar "tanto en investigación como en política" para reducir de manera "inmediata y masiva" las emisiones y limitar el calentamiento futuro.
En climatología, los bucles de retroalimentación climática son procesos que pueden amplificar o disminuir los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero, iniciando una reacción en cadena que se repite una y otra vez.
Un ejemplo de bucle sería el calentamiento del Ártico, que provoca el deshielo del hielo marino, lo que, a su vez, aumenta el calentamiento porque el agua del mar, en vez de reflejar la radiación, la absorbe.
Algunos de estos bucles —apuntan los autores— son especialmente preocupantes, como el del permafrost, en el que el aumento de las temperaturas provoca el deshielo del permafrost, lo que se traduce en más emisiones de dióxido de carbono y metano, con el consiguiente aumento del calentamiento.
Otras retroalimentaciones potencialmente peligrosas son la desecación o la combustión lenta de las turberas y el retroceso de los bosques.
Y dado que estos bucles pueden no estar aún plenamente incorporadas a los modelos climáticos, los actuales planes de reducción de emisiones podrían no limitar adecuadamente el calentamiento futuro, avisa el estudio.