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Crónica: En Washington el humo se robó el sol, pero no la rutina

La bruma proveniente de los incendios forestales en Canadá envolvió la capital estadounidense, que trató de mantener, a su manera, su ritmo de jueves.
vie 09 junio 2023 05:10 AM
Una persona corre en el National Mall mientras el Capitolio de los Estados Unidos es visto envuelto en neblina y humo causado por incendios forestales en Canadá, en Washington, EE. UU., el 8 de junio de 2023.
Washinton amaneció este jueves envuelta en una densa bruma proveniente de Canadá, donde 150 incendios han quemado por casi seis semanas sus bosques.

WASHINGTON- Bastó menos de un minuto para que la garganta se cerrara y los ojos ardieran. El olor a fogata y carbón era evidente apenas con cruzar la puerta de entrada del hotel en el centro de Washington D.C. La capital estadounidense amaneció este jueves envuelta en una densa bruma proveniente de Canadá, donde 150 incendios han quemado por casi seis semanas sus bosques.

La mañana fue lo peor. El humo se disipó conforme avanzó el día, el olor a quemado se hizo menos intenso. A mitad de la Calle 9, Ernest Cummings, un policía de tránsito, regañaba a un automovilista por no permitir el paso a una patrulla. Llevaba al menos cuatro horas en ese sitio.

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“Las primeras dos horas fueron una tortura, pero ahora ya no siento nada”, aseguró con una sonrisa y agregó que uno se acostumbra a todo. El oficial recomendaba a los transeúntes portar cubrebocas, ese viejo aliado de la pandemia que él mismo no usaba esta tarde. “Creo que me estoy volviendo inmune”. Un virus ya no es el motivo por el que varios habitantes de Washington portan el cubrebocas, ahora es una defensa para los gases y partículas finas del aire enrarecido.

La aplicación del clima en el celular arrojaba un resultado de 274 ICA, que en español significa que el aire era “muy peligroso”. Camino a la Casa Blanca, por la calle Nueva York, la poca afluencia era notoria. De las pocas personas que estaban a la intemperie, no todas usaban cubrebocas, con el trajín cotidiano de un jueves por la tarde a 24 grados, que con el humo se sentían más sofocantes.

Este día no habrá béisbol. Las Ligas Mayores cancelaron el partido de los Nationals de Washington contra los Diamondbacks de Arizona, el zoológico nacional Smithsonian cerró sus puertas, en los medios las autoridades recomendaron no salir al exterior.

Sin embargo, afuera de un CVS, una popular cadena de farmacias estadounidense, Tayvon Gasque, un hombre de aproximadamente 35 años, reía al teléfono, sin cubrebocas. “Huele como si estuvieras en una carne asada”, dijo. “ Me siento bien, si empezara a sentirme mareado o que no puedo respirar, sería diferente, por ahora no me asusta”. Según él, hay dos razones por las que su ciudad estaba envuelta en una bruma, pero solo una era correcta: un gran incendio en Canadá y una erupción en Hawái.

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Los turistas no se amedrentaron por el humo, un grupo de 30 de ellos, la mayoría jóvenes, se tomaban selfies frente a la Casa Blanca y otros comían hot dogs a la intemperie. Risas, conversaciones, casi ninguno con cubrebocas, los posteos con ese aditamento son muy 2020.

Una turista destacaba en el grupo: Mónica Montealegre, de Colombia, quien sí llevaba uno.

“Yo sí estoy muy preocupada, cada vez que camino siento más el olor a quemado y yo padezco de asma y eso hace que sea más complejo”, relató. “No me da miedo, pero sí me parece impresionante ver los efectos del cambio climático en la cotidianidad”.

El iPhone de Mónica le alertó desde la mañana la mala calidad del aire y le recomendó usar el cubrebocas. Ella, con su padecimiento, es parte de ese grupo vulnerable, junto con los adultos mayores, que no se puede permitir ignorar una advertencia de esa naturaleza. Además, con el calor encima, el humo no se disipaba por completo.

La cabeza le dolía por exponerse más de una hora al humo. También tenía los ojos rojos y la sensación de haberse enfermado de una gripe repentina.

Junto a Mónica, Constanza Gómez, su amiga peruana, contó que encontrar el cubrebocas que portaba fue complicado y únicamente hasta que le regalaron uno pudo usarlo. “Lo que uno no se imagina es que después de la pandemia volveríamos a usar el tapabocas de forma recomendada por las autoridades”, dijo. “Pero parece que hay que tenerlo listo por alguna situación que surja”.

Un incendio a más de 1,000 kilómetros al norte parece una razón poco probable para cargar con uno, sin embargo a Washington la tomó desprevenida la humareda, al igual que a Nueva York, Filadelfia y otras ciudades y comunidades del noreste de Estados Unidos.

Para las cuatro de la tarde el viento se redujo. También la mala calidad del aire. El estado del clima seguía insalubre, aunque el humo y el olor ya no eran tan evidentes. O quizá, tenía razón el oficial Cummings: uno se acostumbra a todo.

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