Prigozhin había puesto fin a su breve motín tras un acuerdo que establecía su exilio junto a sus hombres en Bielorrusia y la retirada de los cargos contra él.
Tras su presunta muerte, se incrementaron las dudas sobre el futuro de la milicia y de sus miembros, acusados de todo tipo de atropellos, incluyendo torturas y ejecuciones extrajudiciales en los lugares donde intervienen.
El Kremlin dijo el viernes ignorar lo que pasará con la organización. "Sobre (su) futuro, no puedo decir nada ahora mismo, no lo sé", declaró Peskov.
El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, parece tenerlo más claro.
"Wagner vivió, vive y vivirá en Bielorrusia", afirmó. "El núcleo [de Wagner] permanece aquí (...) Dentro de algunos días, todo el mundo estará aquí, hasta 10,000 personas", añadió.
Identificar los cuerpos
Tras el golpe fracasado, Prigozhin siguió yendo a Rusia y fue recibido al menos una vez en el Kremlin en junio. El mes siguiente, acudió a la gran cumbre Rusia-África.
La agencia rusa para el transporte aéreo Rossaviatsia confirmó que Prigozhin se encontraba a bordo del jet privado Embraer Legacy, de fabricación brasileña, que volaba entre Moscú y San Petersburgo.
Pruebas genéticas están en marcha para identificar los cuerpos de siete pasajeros y de tres tripulantes.
Entre las presuntas víctimas figura el brazo derecho de Prigozhin, Dmitri Utkin, exoficial de una unidad especial de inteligencia militar y comandante operacional de Wagner.