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Líbano, el “campo de batalla” de Medio Oriente que no está listo para la guerra

Este país vive desde 2019 conflictos políticos, económicos y sociales que lo dejan en una posición vulnerable ante una posible guerra contra Israel.
vie 03 noviembre 2023 05:57 AM
Chadia Kaddouh, se encuentra entre los escombros de su casa que fue destruida por lo que dijo que fue un bombardeo israelí, en medio de la tensión entre Israel y Hezbolá, en la ciudad sureña de Yater, Líbano, el 1 de noviembre de 2023.
Más de 19,000 personas han sido desplazadas internamente en Líbano desde principios de octubre.

El fantasma de la incertidumbre acecha una vez más las calles de Líbano, pues los ciudadanos de este país de Medio Oriente enfrentan el miedo a una nueva guerra contra Israel.

Después del ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre, la tensión se ha elevado desde hace días en la frontera con Líbano, donde han ocurrido numerosos enfrentamientos entre el ejército de Israel y Hezbollah, un grupo armado libanés pro-iraní y uno de los principales aliados de Hamás. Desde aquella fecha, 47 miembros de este grupo, considerado terrorista, han sido asesinados, de acuerdo con lo reportado por Al Jazeera.

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También más de 19,000 personas han sido desplazadas internamente en Líbano desde principios de octubre, de acuerdo con la agencia de migración de las Naciones Unidas. "Esperamos que las cifras aumenten a medida que continúen las tensiones transfronterizas", dijo el portavoz de la OIM, Mohammed Ali Abunajela, en un comunicado citado por la agencia AFP.

Este viernes 4 de noviembre, Hasan Nasrallah, líder de Hezbollah, dará su esperado discurso donde informará si escalan los ataques a Israel o no.”Millones de árabes verán su discurso alrededor del mundo, pues escucharán al único líder de la región que es capaz de hablarles desde el enojo y mostrar su apoyo a los palestinos en Gaza”, compartió con Al Jazeera Mohannad Hage Ali, experto en Líbano. “Este es el momento de Nasrallah”.

A pesar de que en el sur de Líbano aldeas cristianas como Rmeich comienzan a prepararse para la guerra, el país no está en condiciones para una.

Un campo de batalla devastado

“De verdad espero que no comience una guerra porque si ocurre, no se detendrá (...) no seremos capaces de soportarlo económicamente. Ni siquiera tenemos medicinas e incluso hay una escasez de agujas en los hospitales” dijo a Al Jazeera Elie Khoury, un comerciante de la capital, Beirut, quien teme que estalle la guerra.

Desde su revolución en 2019, también conocida como “la revolución de Octubre”, la situación en Líbano no ha mejorado. Así se le conoce a una serie de protestas civiles que comenzaron después de que el gabinete libanés anunciara nuevos impuestos sobre la gasolina, el tabaco y las llamadas de VoIP en aplicaciones, como WhatsApp.

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Además del descontento por estos impuestos, rápidamente se condenó el sistema sectario, el estancamiento de la economía, el desempleo, que alcanzó el 46% en 2018, la corrupción en el sector público y los fallos del gobierno en proporcionar servicios básicos como electricidad, agua y saneamiento.

Desde entonces, Líbano vive una de las hiperinflaciones más importantes del mundo , que en verano de este año superó el 250%. La libra libanesa está completamente devaluada y la economía dolarizada. Actualmente,en profesiones como la docencia se gana un promedio de 1,300 pesos mensuales.

La electricidad todo el día es un lujo al que no toda la población tiene acceso, y este es un problema que se intensificará aún más con la llegada del invierno donde se alcanzan temperaturas de hasta 10 grados bajo cero en las montañas. Ante este panorama, establecimientos como los hospitales se enfrentarían a una inminente catástrofe.

Además, el ministro de salud, Firas Abiad, compartió con AFP que Líbano enfrenta obstáculos sin precedentes, pues su cartera necesita de 30 a 40 millones de dólares para el plan de emergencia que elaboró, y agregó que "Líbano hace todo lo posible para aumentar su nivel de preparación", a pesar de tener recursos "mucho más limitados".

Y la crisis por el acceso a alimentos y medicamentos es una que lleva arrastrando el país desde hace casi cuatro años, pues son escasos o con precios tan elevados que se vuelven incomparables. "Si estalla la guerra, es posible que no podamos proporcionar suficiente agua a nuestros camiones para combatir incendios o alimentos para nuestros equipos", compartió a AFP Anis Abla, jefe de la defensa civil de la ciudad de Marjayoun.

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Por otro lado está la crisis política. Desde el 31 de octubre de 2022, Líbano no cuenta con un presidente pese a los 12 intentos fallidos por nombrar uno. El gobierno interino, encabezado por el primer ministro Najib Mikati, dijo a AFP que están trabajando para evitar una guerra pese a la escala de violencia al sur del país. “Los libaneses ya han sufrido demasiadas guerras”, dijo.

Pero, aunque agregó que Hezbollah –que tiene mayor poder que la armada nacional libanesa– ha manejado la situación de manera “sabia y racional”, alertó que el caos que una guerra podría causar, englobaría a todo el Medio Oriente.

La presencia y guerras de Israel en Líbano

La primera vez que el ejército de Israel (IDF, por sus siglas en inglés) entró a Líbano fue en 1982 en una operación llamada “Operación Paz para Galilea” y tenía varios objetivos: desalojar a los milicianos de la Organización para la Liberación Palestina (OLP) de Yaser Arafat, establecer una zona de seguridad en el sur de Líbano para proteger su frontera norte de posibles ataques y para prevenir incursiones de grupos armados palestinos; y debilitar a las milicias libanesas.

La operación resultó en una ocupación militar israelí en el sur de Líbano que duró hasta el 2000. Durante este período, hubo conflictos continuos y tensiones en la región, y la operación fue objeto de controversia internacional debido a los eventos ocurridos durante la ocupación, como el asedio de Beirut y la masacre en los campos de refugiados de Sabra y Shatila.

La masacre fue llevada a cabo por milicias libanesas cristianas mientras las tropas israelíes cercaban la zona y controlaban su acceso. Durante varios días, estas milicias llevaron a cabo una serie de asesinatos masivos, violaciones y torturas contra los residentes palestinos en estos campos. El número de víctimas varía según las fuentes, pero se estima que miles de palestinos, en su mayoría civiles, murieron en esta masacre.

Este ataque provocó una condena internacional y un gran escándalo. Israel fue criticado por permitir que las milicias libanesas cometieran estas acciones en un área bajo su control, y resultó en una presión internacional significativa para poner fin a su ocupación en Beirut occidental. El entonces Ministro de Defensa de Israel, Ariel Sharon, fue considerado responsable político de la masacre y se vio forzado a dimitir.

La segunda incursión fue en 2006. Después de la retirada de Israel en 2000, persistieron desacuerdos sobre la delimitación de la frontera y el estatus de la región de una región conocida como las Granjas de Shebaa, en la frontera. Por ello, Hezbollah asesinó a tres soldados israelís y secuestró a dos más, exigiendo la liberación de prisioneros chiíes en Israel a cambio de ellos.

En respuesta, Israel bombardeó el aeropuerto de Beirut, sus barrios y bloquearon la vía marítima, provocando un conflicto que duró 34 días y acabó con la vida de 1,300 libaneses y 165 israelíes.

Pero, como escribió el periodista Guillermo Altares para El País , en ambos casos el ejército israelí ganó las batallas, pero no la guerra. “La derrota de la OLP en Beirut no hizo desaparecer la idea de un Estado palestino”.

Altares escribió que muchos elementos se repiten en estos conflictos, como la amenaza de una escalada bélica en Medio Oriente, el enorme sufrimiento de los civiles y los bombardeos indiscriminados contra objetos no militares. “Las guerras no se parecen, pero los errores se repiten. Mientras, lo único que no cambia sobre el terreno es la acumulación de muerte, destrucción y odio”.

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