Mientras hablaba, se oían sonidos explosivos. "Son disparos continuos de los tanques", afirmó.
El 7 de octubre, Hamás lanzó un ataque sorpresa en el sur de Israel en el que murieron unas 1,200 personas, en su mayoría civiles, según las autoridades israelíes.
Desde entonces, el ejército israelí ha bombardeado a diario la Franja de Gaza. Más de 11,000 palestinos han muerto en esos ataques, según el ministerio de Salud de Hamás.
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De acuerdo con médicos y organizaciones internacionales, cualquiera que salga del centro se arriesga a recibir los disparos de las fuerzas israelíes. Un periodista que colabora con AFP indicó que los soldados disparaban a las ventanas si alguien asomaba la cabeza.
Este miércoles de mañana, columnas enteras de palestinos, con las manos al aire, afluyeron al patio del hospital, desde el servicio de quemados, la maternidad —blanco reciente de disparos—, el departamento de cirugía y hasta el servicio de diálisis, de acuerdo con este periodista bloqueado desde hace días en Al Shifa, adonde fue a realizar unas entrevistas.
La misma fuente señala que el ejército israelí detuvo a unas 200 personas, y las obligó a quedarse en ropa interior. Adentro, los soldados disparan al aire de habitación en habitación, en busca de combatientes de Hamás.
Mujeres y niños asustados y llorando han sido cacheados, y otros ha tenido que pasar por un puesto equipado de una cámara de reconocimiento, según el periodista.