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Quien es Nayib Bukele, el presidente de El Salvador que va por su reelección

El mandatario salvadoreño tiene una ventaja masiva para gobernar por un segundo periodo consecutivo, aunque la constitución del país no lo permite.
mar 30 enero 2024 05:04 AM
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, habla durante la inauguración de la planta farmacéutica de Vijosa en Santa Tecla, El Salvador, el 20 de noviembre de 2023.
El apoyo popular masivo a Bukele se debe a que su "guerra" contra las pandillas criminales llevó tranquilidad a la población, pero a costa de derechos civiles limitados por un régimen de excepción.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, es una figura polarizante. Desde su llegada al poder ha dividido las opiniones entre quienes halagan su estrategia de seguridad, incluidos varios mandatarios que buscan replicarla, y quienes lo han llamado incluso dictador, por el impacto a los derechos humanos de sus políticas.

Este 4 de febrero, se presenta a la reelección, a pesar de que la constitución de su país lo prohíbe. Bukele se convertirá en el primer presidente en ser reelegido en la historia moderna del país.

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Millennial de 42 años, Bukele, hábil con las redes sociales, es el presidente más popular de América Latina con el respaldo de 90% de los salvadoreños, de acuerdo con una encuesta publicada en julio por la oenegé Latinobarómetro 2023, pero ese nivel de aprobación tiene un costo alto.

El apoyo popular masivo a Bukele se debe a que su "guerra" contra las pandillas criminales llevó tranquilidad a la población, pero a costa de derechos civiles limitados por un régimen de excepción que rige desde marzo de 2022, acusan los grupos de derechos humanos.

El presidente salvadoreño suele burlarse de las críticas en su contra, ya sea que vengan de sus opositores políticos o de organismos internacionales. En septiembre de 2021, cambió descripción en Twitter (ahora X), su red social favorita, al “dictador más cool del mundo mundial”, después de que varios de sus adversarios calificaran su forma de gobernar como una dictadura.

Una polemica reelección

Un polémico fallo de la corte constitucional facultó a Bukele para postular a un segundo mandato consecutivo.

En El Salvador estuvo prohibida la reelección hasta la llegada de Bukele al poder, por lo que opositores, abogados y analistas consideran que su postulación es inconstitucional.

El mandatario recibió el 30 de noviembre una licencia parlamentaria de seis meses para lanzarse a la campaña de reelección.

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Fue habilitado para optar a la reelección en 2021 por magistrados de la corte constitucional nombrados por el Congreso dominado por el oficialismo.

En los comicios de febrero será renovado también el Congreso, que tendrá 60 diputados en vez de los actuales 84, por una reforma también impulsada por Bukele.

Bukele ganaría la reelección y dominaría casi por completo el Congreso en los comicios del 4 de febrero, según varias encuestas.

"Este 4 de febrero debemos proteger los logros en seguridad", dijo Bukele en un video, de un minuto de duración, publicado en su cuenta de X.

El mandatario pide el voto para los candidatos de su partido Nuevas Ideas al Congreso de los Diputados.

De acuerdo con el presidente salvadoreño, en caso de no tener mayoría calificada en el Congreso, su gobierno no podría aprobar el régimen de excepción, elegir magistrados de la Corte Suprema de Justicia, al fiscal general "ni aprobar todas las herramientas que nos están ayudando para ganar esta guerra" contra las pandillas.

"Eso quiere decir que con tan solo un diputado menos de Nuevas Ideas, la oposición podrá lograr su verdadero y único plan, liberar a los pandilleros y ocuparlo para regresar al poder", añadió.

¿De izquierda o derecha?

Nayib Bukele se inició en política con la izquierda del FMLN (de origen guerrillero), pero ahora dice no tener ideología y critica tanto a la derechista ARENA como al FMLN.

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La trayectoria política de Bukele

La historia profesional de Nayib Bukele está ligada al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la antigua guerrilla de izquierda, que gobernaría El Salvador por 10 años. Como publicista, en un negocio fundado por su padre, brindaba servicios a este partido político.

En 2012, dio el salto a la política. En marzo de ese año, ganó las elecciones en el Municipio de Nuevo Cuscatlán, a 8.5 kilómetros de San Salvador, como candidato del FMLN.

Cinco años después, también por el partido de izquierda, fue elegido alcalde de San Salvador, la capital del país. Su gestión en este municipio le sirvió como trampolín a la presidencia del país. Su principal plan fue la recuperación del Centro Histórico de la ciudad.

En 2017, fue expulsado por la Tribuna de ética del FMLN, que lo declaró culpable de promover la división del partido y por agresiones verbales contra una congresista de la organización política.

"Yo fui expulsado del FMLN precisamente porque no les gustaban mis denuncias públicas sobre lo mal que estaba haciendo el gobierno”, dijo Bukele a la cadena CNN en Español en una entrevista en 2018.

Por esta razón Bukele postuló su candidatura con la Gran Alianza Nacional (GANA), un partido de centroderecha, usualmente en coaliciones en el Congreso con la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), el partido de derecha que gobernó el país desde el final de la guerra civil y hasta los gobiernos del FMLN.

Con la bandera de la lucha anticorrupción, Bukele ganó sin problema las elecciones presidenciales de 2019. El 1 de junio asumió como presidente. En ese momento, con 37 años, era el presidente más joven de América Latina, así como de la historia de El Salvador.

La mano dura, el sello de Bukele

Bukele comenzó a llamar la atención por sus gestos cercanos a los jóvenes. Antes de comenzar su primer intervención en la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre de 2019, el mandatario sacó su celular para tomarse una selfie. Aseguró a los presentes que más personas verían esa fotografía que el discurso que iba a dar, para mostrar el poder de las redes sociales.

Bukele hizo de Twitter su principal herramienta de comunicación. Los anuncios de nombramientos y los despidos en su gobierno se hacen a través de esta plataforma.

No pasó ni un año de gobierno para que sus desplantes en redes sociales fueran sustituidos por demostraciones de poder en la vida real. El 10 de febrero de 2020, dio un ultimátum a la Asamblea Legislativa de mayoría opositora para que apruebe un préstamo de 109 millones de dólares para su plan de seguridad, tras hacer una inusual aparición en el Congreso al que poco antes habían ingresado militares fuertemente armados.

Acompañado por decenas de militares con armas de asalto, y encomendándose a las presuntas enseñanzas de dios, Bukele amenazó a los diputados con llamar al pueblo a la insurrección si no cumplían con sus deseos.

"Les pido paciencia, si estos sinvergüenzas (los diputados) no aprueban esta semana el Plan Control Territorial los volvemos a convocar el domingo (que viene). (...) Y si no, yo no me voy a poner entre el pueblo y el artículo 87 de la Constitución. Quedará en sus manos", dijo el presidente salvadoreño ante seguidores y empleados estatales congregados cerca del Congreso.

El enfrentamiento entre el poder Ejecutivo y Legislativo terminó un año después cuando la Asamblea Legislativa —ahora controlada por mayoría oficialista, tras el triunfo del partido de Bukele en las elecciones legislativas— aprobó el financiamiento.

A partir de este momento, Bukele comenzó a hacerse del control total de los poderes del Estado. Con el apoyo de la mayoría en el Congreso, destituyó al fiscal general y reemplazó a la Corte Suprema con nuevos miembros, que más tarde le habilitarían a buscar la reelección pese a que la Constitución no lo permite.

También ha aprovechado su mayoría en el congreso para su plan maestro: un régimen de excepción de 22 meses que ha limpiado a las calles de crimen, pero ha llenado las cárceles de personas que pueden ser o no delincuentes.

Bukele lanzó su "guerra" contra las pandillas en respuesta a una escalada de 87 asesinatos en un fin de semana en marzo de 2022, atribuido a las temidas bandas que mantenían control territorial en buena parte del país.

Además, construyó una "megacárcel" para recluir a miles de pandilleros.

El Salvador cerró 2023 con una tasa de homicidios de 2,4 por cada 100.000 habitantes, según el gobierno, lo que atribuye a la polémica guerra contra las pandillas que adelanta bajo el régimen de excepción.

El gobierno solo ha informado de estas cifras a través de declaraciones de sus funcionarios o comunicados de la presidencia, pero desde abril de 2022 no permite el acceso a estadísticas detalladas sobre delitos como los homicidios, diciendo que esa información estará bajo reserva durante siete años.

Ese régimen, que es cuestionado por las organizaciones de derechos humanos porque permite detenciones sin orden judicial, ha llevado al arresto de más de 75,000 personas señaladas de pandilleros, de los que más de 7,000 debieron ser liberados por ser inocentes.

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