Ungido por Hugo Chávez, Nicolás Maduro ha gobernado Venezuela con mano de hierro por más de una década, acusado de violar derechos humanos mientras vende la imagen de hombre común, de un "presidente obrero".
Ahora, busca un tercer mandato al frente del país en las elecciones del 28 de julio, fecha que coincide con la del nacimiento de Chávez.
Maduro lleva 11 años en el poder.
Alto, con un espeso bigote que luce con orgullo, Maduro, de 61 años, buscará el tercer mandato de seis años, con el que espera callar de una vez por todas a quienes lo tacharon de "bruto" y lo subestimaron por su pasado como conductor de autobús y dirigente sindical.
Maduro fue designado por Chávez como su heredero el 9 de diciembre de 2012, antes de viajar a Cuba para continuar un tratamiento contra el cáncer por el que murió tres meses después. Su "opinión firme, plena como la luna llena" era que su entonces vicepresidente le sucediera.
El 8 de marzo de 2013, Maduro juramentó como presidente interino tras la muerte de Chávez tres días antes.
Y desde todos los flancos subestimaron a Maduro, erróneamente.
Maduro ganó la elección presidencial por menos de dos puntos porcentuales sobre Henrique Capriles Radonski, uno de los candidatos de la oposición, el 14 de abril de 2013. Cinco días tomo posesión.
Maduro neutralizó resistencias en el gobernante Partido Socialista de Venezuela (PSUV) y aplastó a la oposición para bloquear toda amenaza a su poder, como la candidatura presidencial de la liberal María Corina Machado, inhabilitada por 15 años para ejercer cargos públicos.
En 2014, las protestas estudiantiles atraen la atención mundial tras la muerte de tres personas. Los principales problemas sociales y económicos han alimentado las protestas, y algunos culpan al gobierno por esos problemas.
El 15 de enero de 2016, tras la publicación de años de datos económicos, Maduro declara un estado de "emergencia económica".
Masivas manifestaciones contra su gobierno en 2017 fueron duramente reprimidas por militares y policías, lo que derivó en una investigación de la Corte Internacional de Justicia por violaciones de derechos humanos.
El 30 de julio de ese año se celebraron lecciones para sustituir a la Asamblea Nacional por un nuevo órgano legislativo pro-Maduro llamado Asamblea Nacional Constituyente. En medio de enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, mueren al menos seis personas. Aunque Maduro reclama la victoria, los líderes de la oposición dicen que la votación es fraudulenta.
Maduro también supo maniobrar entre una metralla de sanciones internacionales tras su reelección en 2018, boicoteada por la oposición y desconocida por medio centenar de países.
Sobrevivió además a una crisis económica sin precedentes en esta nación de casi 30 millones de habitantes, con un PIB que se redujo en 80% e hiperinflación.
Escándalos de corrupción, supuestos atentados... y Maduro sigue en la silla presidencial, "indestructible", como reza el eslogan del dibujo animado de propaganda "Super Bigote", que lo muestra en la TV estatal como un superhéroe que combate monstruos y villanos de Estados Unidos y la oposición.
Maduro fue electo el martes por su partido para buscar un tercer mandato consecutivo en las elecciones del 28 de julio, mientras la oposición está contra las cuerdas para definir un candidato.
Diosdado Cabello, considerado número dos del chavismo y vicepresidente del Partido Socialista de Venezuela (PSUV) escribió el lunes en la red X: "Las bases del PSUV decidieron, Nicolás Maduro candidato presidencial, 4,240,032 participaron”.
El gobernante PSUV convocó a asambleas en diferentes estados del país, aunque Maduro ya figuraba como candidato natural. No se conocieron otros nombres por el chavismo para postularse.
Maduro está en campaña desde hace semanas y ha ido incrementando sus apariciones en público, algo que no era habitual, así como los anuncios de programas sociales de "nueva generación" que incluyen la repartición de zapatos y colchones a sectores vulnerables.
Maduro fue un fiel seguidor de Hugo Chávez. Bajo su manto, fue constituyente, diputado, canciller y, finalmente, vicepresidente.
"Si pasa algo que me inhabilite para continuar al frente de la presidencia, Nicolás Maduro debe concluir el periodo”, dijo Chávez, en su último mensaje televisado.
Con información de AFP y Reuters
