SAN SALVADOR- Hace dos años, el presidente Nayib Bukele declaró una "guerra" a las pandillas en El Salvador, tras una escalada de 87 homicidios en un fin de semana.
Ahora el presidente proclama que su país es el "más seguro" del continente gracias a la ofensiva iniciada el 27 de marzo de 2022 al amparo de un régimen de excepción, pero sus críticos afirman que el precio ha sido alto.
¿Qué sucedió con las pandillas?
El despliegue de militares y policías permitió desbaratar las estructuras de las "maras" o pandillas, que se financiaban con el cobro de "rentas" (extorsiones), sicariato y venta de drogas al menudeo. Quienes se negaban a pagar eran asesinados o les mataban a un familiar.
Una investigación de InSight Crime estimó que en el país había casi 120,000 pandilleros: la Mara Salvatrucha tenía 78,000 y la Barrio 18, con sus dos facciones, unos 41,000.
Más de 78,000 presuntos pandilleros han sido detenidos, según un informe oficial presentado el martes, y las pandillas han sido incapaces de reclutar nuevos miembros. Además, les confiscaron casi 4,000 armas, algunas de uso militar. Reformas legales endurecieron las penas.
El criminólogo Ricardo Sosa estima que a las maras les ha faltado capacidad de "adaptación" para mutar a otra modalidad criminal, mientras Bukele — reelegido en febrero para otro mandato de cinco años — promete continuar la guerra "hasta erradicar lo poco que aún queda de las pandillas".