En octubre de 2022, el gobierno mexicano acordó aceptar el regreso cada mes de hasta 30,000 cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos interceptados en la frontera de los Estados Unidos, el mismo número que puede ser admitido en los Estados Unidos a través de un sistema de libertad bajo palabra.
El gobierno de los Estados Unidos ha tenido dificultades para regresar a los nacionales de estos cuatro países debido a las tensas relaciones diplomáticas con Cuba, Venezuela y Nicaragua, así como a la crisis en Haití.
“En particular, el gobierno mexicano no es un socio pasivo en esta cooperación. Ha aprovechado estratégicamente la cooperación migratoria para satisfacer sus propias necesidades”, indica el MPI.
Aunque el documento señala que no es muy claro que México obtiene de su cooperación con Estados Unidos, pues no hay una relación tan transaccional como la de la Unión Europea con países como Marruecos o Turquía, que obtienen fondos de cooperación para el desarrollo a cambio de contener los flujos migratorios provenientes de Medio Oriente y África, respectivamente.
Con numerosos gobiernos de América reconociendo cada vez más la necesidad de coordinación regional en materia de migración, México también ha consolidado su papel como líder regional.
Debido a que mantiene relaciones diplomáticas con países que los Estados Unidos no, el gobierno mexicano puede organizar debates como una cumbre de octubre en el sur de México con líderes de Cuba y Venezuela, entre otros que es poco probable que alguna vez sean acogidos en la Casa Blanca. Si bien Estados Unidos permanece fuera de estas reuniones, se beneficia de una mayor coordinación regional.