El Aissami fue uno de los funcionarios chavistas involucrados en la ruptura de relaciones entre Venezuela y la DEA, que se produjo en 2007.
El Aissami se convirtió en ministro de Interior y Justicia en septiembre de 2008, donde se mantuvo hasta octubre de 2012. Las modificaciones que se realizaron al sistema penitenciario durante su gestión propiciaron la aparición de una nueva figura de poder en las cárceles venezolanas: el “pran”.
Los pranes, presos con mayor poder y hombres subordinados, comenzaron a cobrar un impuesto por todo lo que ingresaba a la cárcel.
De acuerdo con información recolectada por el Observatorio Venezolano de Prisiones, Tareck El Aissami flexibilizó las reglas de visita a las cárceles, lo que permitió que se ingresaran más bienes y servicios a estas instituciones y fomentó el establecimiento de economías ilegales dentro de las prisiones.
Como ministro, El Aissami también creó en 2009 la Policía Nacional Bolivariana (PNB), que restó poder a los organismos de seguridad de alcaldías y gobernaciones, especialmente de oposición. Desde entonces, la criminalidad incrementó en Caracas y en otras ciudades.
El 16 de diciembre de 2012, El Aissami dejó el ministerio para ser gobernador del estado Aragua. Durante su administración, la violencia en el estado se agudizó, convirtiéndolo en uno de los más inseguros del país, indica InSight Crime.
En 2010, el narcotraficante venezolano Walid Makled afirmó que un hermano de El Aissami facilitaba sus negocios ilegales, en la primera muestra de la presunta vinculación del político con el crimen organizado.