En cada uno de sus mítines, el septuagenario pinta un panorama sombrío de un país asolado por migrantes "terroristas" y "violadores", salidos de "cárceles y manicomios".
También critica a su rival por la inflación.
A sus mítines acuden huestes de seguidores con gorra roja, convencidos de que su héroe, condenado por un delito penal a finales de mayo, es víctima de una persecución política o que los demócratas fomentan las amenazas contra él.
El propio Donald Trump ha achacado su segundo intento de asesinato a la "retórica" de sus adversarios, mientras que los demócratas le acusan de ser el instigador de un clima político a veces irrespirable.
En vísperas de las elecciones del 5 de noviembre la tensión política va en aumento.
Los centros electorales de los condados más disputados se han convertido en fortalezas, protegidos por vallas de hierro forjado y detectores de metales.
La certificación de los resultados de las elecciones presidenciales en el Capitolio, escenario el 6 de enero de 2021 de un ataque de simpatizantes de Trump, se hará esta vez con el mayor nivel de seguridad posible para un acto oficial.
Pero se teme que, una vez más, la votación sea tan reñida que se tarden días, y no horas, en declarar un ganador.
Donald Trump, que nunca ha reconocido su derrota en 2020, ya ha acusado a los demócratas de "hacer trampas".