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El Congreso: la pieza en juego que puede transformar la relación México-EU

Los estadounidenses no solo votan por el sucesor de Joe Biden, sino también para sustituir a un tercio del Senado y a todos los miembros de la Cámara de Representantes.
mié 30 octubre 2024 05:04 AM
La cúpula del edificio del Capitolio de los Estados Unidos se ve en un día lluvioso a medida que se acerca la fecha límite para evitar un cierre del gobierno en Washington, EE. UU., el 26 de septiembre de 2023.
El Capitolio es la sede del Poder Legislativo en Estados Unidos.

Los estadounidenses acuden el 5 de noviembre, aunque en algunos estados lo hacen desde hace semanas, elegirán a muchos de los miembros de su gobierno. La elección más importante y la que llama más la atención fuera del país, es la de la presidencia, un puesto que se disputan la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump. Pero hay mucho más en juego.

El poder legislativo estadounidense puede sufrir una enorme transformación. Los votantes elegirán a un tercio del Senado y a toda la Cámara de Representantes, la Cámara Baja estadounidense.

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Actualmente, los demócratas tienen un control estrecho del Senado, gracias a la vicepresidenta Harris, quien ha dado su voto de desempate en varias ocasiones. Los republicanos dominan la Cámara de Representantes, pero su liderazgo ha sido desafiado varias veces por el ala más conservadora del partido, muy cercana al expresidente Trump.

Aunque conducir las relaciones exteriores, como la relación que Estados Unidos guarda con México, es una facultad del presidente, lo cierto es que muchas decisiones que pueden afectar la política hacia el país vecino se toman en el Capitolio.

“Todos los temas de la relación están en juego. El Congreso es muy activo en temas internacionales. Hay ciertas cosas cosas que están más dentro de la jurisdicción del Congreso, como el tema comercial”, dice Juan Carlos Baker, profesor de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana.

Estos son los asuntos más urgentes de la relación bilateral entre México y Estados Unidos que pueden definirse en la próxima legislatura estadounidense, que dará inicio en la primera semana de enero de 2025.

La discusión migratoria está pendiente

Uno de los grandes temas que han marcado este ciclo electoral ha sido la migración. Donald Trump lo ha hecho su bandera desde su primera campaña a la Casa Blanca y ha obligado a la vicepresidenta Harris a incluir el tema de manera contundente en su discurso también.

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“Creo que es el único debate que tiene la capacidad de definir una elección”, asegura Baker, quien fue subsecretario de comercio exterior de la Secretaría de Economía de México entre 2016 y 2018.

Aunque muchas de las decisiones de Trump en materia migratoria pueden ser tomadas por medio de decretos, hay varias que deberán contar con la aprobación del Congreso.

Por ejemplo, el republicano ha dicho que continuará con la construcción de barreras en la frontera entre México y Estados Unidos, su famoso muro, pero el presupuesto para llevar a cabo este plan tiene que pasar por ambas cámaras. En su primera presidencia (2007-2021), tuvo bastantes dificultades para lograrlo, sobre todo en la segunda mitad de su administración, cuando la oposición demócrata tomó las riendas de la Cámara Baja.

Para Harris, será mucho más complicado. La candidata demócrata ha prometido que buscará la aprobación de una propuesta bipartidista de ley de seguridad fronteriza que ya fue rechazada por los republicanos en la Cámara de Representantes en febrero de este año, en parte por presiones del expresidente Trump.

El proyecto de ley que Harris quiere revivir contempla el cierre de la frontera con México si está se encuentra “colapsada”. De acuerdo con el presidente Joe Biden, quien impulsó la legislación sin éxito, esta iniciativa el conjunto de reformas más duras y justas para garantizar la seguridad de la frontera.

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La Ley de Fronteras reformaría las leyes de asilo de Estados Unidos, contrataría a miles de agentes fronterizos y buscaría frenar el contrabando de fentanilo, entre otras medidas.

Sin embargo, Baker ve complicado que el tema llegue a buen puerto si, como ahora, se tiene un congreso dividido.

El T-MEC, a juego

Otros de los grandes temas de la relación entre México y Estados Unidos es el comercio. El Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) entrará en un proceso de revisión en 2026. El acuerdo comercial tuvo que ser aprobado por el Congreso, pero lo que pase con la nueva versión no es tan claro.

“Existe una legislación en Estados Unidos que se llama la Ley de Implementación del T-MEC. El Congreso le puso las condiciones al ejecutivo estadounidense para implementar el T-MEC y lo que tiene que hacer posteriormente”, explica Baker, quien participó en la negociación del acuerdo. “Esa legislación también determina que si hay cambios, tendría que ir al Congreso, pero eso está sujeto a interpretación. O sea, ¿qué tan grande es un cambio?, ¿qué amerita ir al Congreso?”.

Al menos en el ejecutivo actual, se tiene la visión de que los cambios que se hagan en la revisión de 2026 no tendrán que pasar por aprobación legislativa, pero el debate está ocurriendo ahora en Estados Unidos.

Otro de los temas importantes para México es la política industrial estadounidense. En este momento, Estados Unidos busca sustituir parte de su cadena de suministros para ser menos dependiente de Asia, principalmente de su rival hegemónico, China, por lo que se han aprobado legislaciones que otorgan subsidios para lograrlo.

“En el pasado, algunas de esas legislaciones que otorgaban subsidios también cubrieron a México. Por ejemplo, hay una que se llama Inflation Reduction Act (Ley para reducir la inflación). Ahí se dieron subsidios para promover la electromovilidad y la transición energética y en esos subsidios México está considerado”, dice Baker.

El próximo Congreso puede decidir continuar con esta dinámica o no, además de que definirá si México formará parte de estos apoyos.

La seguridad nacional

La seguridad es otro de los temas que pueden llegar al legislativo en su próximo periodo y que tienen a México en la mira, principalmente a los cárteles del narcotráfico relacionados con el tráfico de fentanilo, una droga que ha causado la muerte de miles de estadounidenses por sobredosis.

“El Congreso es muy activo en la definición de la política de seguridad. Todo lo que hemos visto en México cuando hablan de que quieren designar a ciertas organizaciones mexicanas como terroristas son situaciones que se definen en el Congreso”, explica el exsubsecretario.

Por ejemplo, J.D. Vance, quien es senador por Ohio y candidato a la vicepresidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, ha pedido considerar esta designación, que perminitiría, entre otras cosas, que el ejército estadounidense pueda actuar directamente contra los cárteles mexicanos.

Un último tema que también es importante es la conducción de la relaciones internacionales, pues el congreso también puede aprobar sanciones o la revocación de privilegios comerciales para países que considere un peligro para su seguridad nacional, como China y Rusia.

México, cuyo principal socio comercial después de Estados Unidos es China, podría verse afectado por decisiones tomadas por el Congreso y que involucren las inversiones chinas.

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