Washington, la capital política estadounidense, despertó en calma, con la tensión de los días previos liberada por la victoria contundente de Trump. La presencia de la policía aún es notoria, pero el riesgo de algún disturbio importante se desvaneció en la madrugada conforme el republicano se fue haciendo de más votos electorales.
Las barreras que bordean los principales monumentos históricos y edificios de gobierno permanecen, sobre todo alrededor de la Casa Blanca, en donde desde hace días se ha comenzado a erigir la estructura donde se sentarán algunos invitados durante las festividades de la toma de posesión del próximo mandatario, prevista para el 20 de enero.
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Aún quedan colgadas en algunas ventanas de casas y departamentos banderas y carteles en apoyo a la fórmula Harris-Walz, que desde ayer no han dado señales a sus seguidores ni sobre su futuro político. Encontrar seguidores de Trump en una de las ciudades más demócratas y liberales del país siempre fue una tarea complicada, pero tampoco se ven por las calles o en los edificios muestras adicionales de apoyo al republicano.
Según las autoridades locales, salvo un incidente con un hombre armado que fue arrestado ayer en el Capitolio, el saldo de la jornada electoral fue positivo en materia de seguridad. Los esfuerzos para blindar la ciudad que el 6 de enero de 2021 fue asaltada por manifestantes pro Trump funcionó, aunque hayan tenido que recurrir a múltiples cierres de calles, particularmente en la Universidad de Howard, donde se tenía planeada la fiesta celebratoria de Harris.
A la par de que Washington retoma su ritmo, lo mismo ocurre con el resto del país, tras una larga campaña que arrancó en 2023 y dejó el regreso de la incertidumbre constante que genera Donald Trump.