La decisión "se sustenta en las profundas diferencias respecto a la gestión sanitaria, especialmente en la pandemia de covid-19", agregó el portavoz. "Los argentinos no vamos a permitir que un organismo internacional intervenga en nuestra soberanía, mucho menos en nuestra salud", enfatizó.
La medida también tiene como objetivo brindar a Argentina "mayor flexibilidad" para implementar políticas sanitarias que se ajusten mejor a las necesidades específicas del país, según destacó el portavoz. Se busca asegurar que los recursos destinados a la salud sean más fácilmente accesibles y que las decisiones puedan ser tomadas sin la influencia de entidades extranjeras.
Adorni aclaró que Argentina "no recibe financiamiento por parte de la OMS, por lo tanto, esta medida no representa pérdida de fondos para el país". Sin embargo, no precisó el monto anual que Argentina aporta al organismo, cifra que informes de prensa estiman en 10 millones de dólares al año.
La salida de Argentina de la OMS representa un giro en su política exterior y en su relación con los organismos multilaterales de salud, que han sido clave en la provisión de vacunas, estrategias de respuesta ante emergencias sanitarias y cooperación en enfermedades endémicas. Además, se da en un contexto en el que el gobierno de Milei ha expresado su rechazo a otros organismos internacionales, como la UNASUR y la CELAC.
El distanciamiento con la OMS no es nuevo. En junio pasado, Argentina rechazó sumarse a un nuevo protocolo sobre pandemias impulsado por el organismo y dejó ver su intención de avanzar en la dirección de retirarse. "Nuestro país no suscribirá ningún acuerdo pandémico que pueda afectar la soberanía nacional", había dicho Adorni entonces.