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Europa intenta "olvidar" a Washington y apuesta por la autonomía militar

Con un plan para reforzar su industria de defensa y reducir la dependencia de EU, la Unión Europea enfrenta un futuro incierto, marcado por la impredecible política de Trump y la amenaza rusa.
mié 19 marzo 2025 05:04 AM
Una vista de una línea de producción mientras el canciller alemán Olaf Scholz y el ministro de Defensa Boris Pistorius visitan el futuro sitio de una fábrica de armas donde el fabricante de armas Rheinmetall planea producir artillerías a partir de 2025, en Unterluess, Alemania, el 12 de febrero de 2024.
La dependencia de la industrial de defensa europea de proveedores estadounidenses es históricamente alta.

Europa se rearma, no solo por un giro estratégico, sino por necesidad en un mundo donde las alianzas se vuelven inciertas y la seguridad ya no puede darse por sentada.

La guerra en Ucrania expuso las vulnerabilidades del continente, desde la falta de municiones hasta la fragmentación de su industria militar. Ahora, Bruselas impulsa un plan para revertir décadas de dependencia y construir una autonomía en defensa que le permita reaccionar sin esperar órdenes de Washington.

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Este miércoles, la Comisión Europea presentará una nueva estrategia para consolidar esta transformación: más inversión en armamento, mayor cooperación entre países y un impulso decidido a su industria militar.

La amenaza de un Estados Unidos impredecible

El presidente estadounidense Donald Trump,dejó claro desde su campaña que su administración no seguirá protegiendo a países que, según él, no pagan lo suficiente por su propia seguridad.

Las señales de distanciamiento de Washington no tardaron. En sus primeras semanas de gobierno, Trump condicionó la asistencia militar a sus aliados europeos a un aumento inmediato en su gasto en defensa. Incluso, el republicano sugiere que si los países de la OTAN no cumplen con el umbral del 2% de su PIB en gasto militar, estarán fuera de la protección estadounidense.

La reelección de Trump confirma que su primer mandato no fue un accidente, sino un cambio estructural en la política exterior de Estados Unidos. De acuerdo con Sophia Besch, del Carnegie Endowment for International Peace , la presidencia de Trump podría dañar irreversiblemente la credibilidad de la OTAN y generar un vacío de seguridad que Rusia no tardará en aprovechar. Sin el respaldo de Washington, Europa enfrenta la posibilidad de quedar sola ante un Putin fortalecido y cada vez más agresivo en sus tácticas de presión política y militar.

Además, su cercanía ambigua con Rusia crea un escenario todavía más incierto. La retórica errática, con declaraciones que minimizan la amenaza rusa y el recorte de ayuda a Ucrania, encienden las alarmas en Berlín y París, que ahora encabezan el impulso por reforzar las capacidades militares de Europa.

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Para la Comisión Europea, el problema no es solo político, sino también económico. La dependencia de la industria de defensa europea de proveedores estadounidenses es históricamente alta, y Trump no oculta su intención de mantener al Viejo Continente subordinado a la producción militar de su país.

"La fragmentación del mercado de defensa europeo y su escaso margen de maniobra presupuestario han impedido avances reales hacia una autonomía estratégica", indica un análisis del Kiel Institute for the World Economy.

Los proyectos europeos de cooperación en defensa, como el Fondo Europeo de Defensa (EDF) y la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO), nacieron tras la primera victoria de Trump en 2016, precisamente para prepararse ante un escenario de menor apoyo estadounidense. Pero el tiempo demostró que estos esfuerzos son insuficientes.

La estrategia de rearmar Europa

El contexto actual del rearme europeo y el gasto militar dentro de la Unión Europea está marcado por la necesidad de una mayor autonomía. El mayor desafío radica en las diferencias de opinión entre los estados miembro, que tienen percepciones variadas sobre lo que es esencial en términos de defensa y seguridad. Además, algunos países aún son reacios a aumentar su presupuesto militar.

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España es uno de los miembros importantes más negados a incrementar su gasto en defensa, con un porcentaje actual de 1.28% de su PIB, la relación más baja dentro de los países de la OTAN. A pesar de los llamados de la Alianza Atlántica a que los miembros aumenten su inversión, especialmente en tiempos de tensión por la guerra en Ucrania, el gobierno del socialista Pedro Sánchez enfrenta una oposición interna significativa.

Sin embargo, el mandatario español afirmó recientemente su compromiso de alcanzar el 2% del PIB en defensa para 2029.

En este contexto, otros miembros de la UE, como Alemania y Grecia, optan por reforzar sus capacidades militares a través de planes de inversión a largo plazo.

La reciente aprobación del incremento del techo de deuda por la Cámara Baja del parlamento alemán no solo constituye una respuesta directa a los retos geopolíticos, sino también representa un punto de inflexión en la política exterior y de defensa de Alemania, un país históricamente reticente a asumir un mayor papel militar en la arena internacional.

El texto aprobado, impulsado por Friedrich Merz, líder del bloque conservador CDU/CSU y futuro canciller, plantea una inversión de 500,000 millones de euros en un periodo de 12 años, cuyo fin es transformar la infraestructura del país, impulsar la transición hacia energías más limpias y, sobre todo, fortalecer la defensa militar alemana.

Merz destacó que este plan es el primer paso hacia una nueva comunidad europea de defensa, que no solo se limita a los países miembros de la Unión Europea y abre la puerta a países no miembros, como Reino Unido y Noruega, a que se sumen a la visión de un continente más autónomo en defensa.

El resurgir de la industria armamentística europea y su impacto económico

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, propone un aumento sustancial en el gasto en defensa con el plan "ReArm Europe" (Rearmar Europa). La decisión de Washington de suspender la ayuda militar a Ucrania tuvo efectos inmediatos: las acciones de las principales empresas armamentísticas de Europa han subido vertiginosamente, anticipando una explosión en la demanda de equipamiento militar.

De acuerdo con el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), la invasión rusa a Ucrania en 2022 resultó en un incremento significativo de los ingresos de las empresas armamentísticas en todo el mundo. En 2023, las ventas globales de armas alcanzaron los 632 mil millones de dólares, lo que representa un aumento del 4.2% respecto al año anterior.

En todo el mundo, los ingresos de las 100 principales compañías de armamento alcanzaron los 632,000 millones de dólares en 2023. Estados Unidos lidera la lista con una participación mayoritaria.

Este resurgimiento de la industria de defensa europea no solo representa un cambio en la política de seguridad del continente, sino también pone en evidencia el papel de las armas como motor económico en tiempos de crisis.

A medida que la Unión Europea se dirige hacia un enfoque más independiente en defensa, Rearmar Europa podría acelerar un ciclo de inversiones que fortalecerán las capacidades militares del bloque, al mismo tiempo que incrementarán el poder de influencia de las empresas armamentísticas en la economía global.

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