Se trata del segundo viaje internacional de Trump desde que asumió la presidencia el pasado 20 de enero. Antes de partir hacia Medio Oriente, el mandatario asistirá al funeral del papa Francisco el sábado en el Vaticano, donde se espera la presencia de líderes de distintas regiones del mundo.
La visita forma parte de una serie de movimientos diplomáticos que impulsa la Casa Blanca en medio de una coyuntura geopolítica marcada por la reactivación del diálogo con Irán y los recientes compromisos económicos con Arabia Saudita. A principios de mes, el jefe de la diplomacia saudí viajó a Washington con el objetivo de preparar este encuentro bilateral.
Inversiones por 600,000 millones de dólares
La relación entre Washington y Riad volvió a fortalecerse desde el regreso de Trump a la presidencia. En enero, el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, prometió inyectar 600,000 millones de dólares en comercio e inversiones estadounidenses, una cifra que resalta la magnitud de los intereses económicos en juego.
Este acercamiento no es nuevo. Durante su primer mandato, en 2017, Trump eligió Arabia Saudita como su primer destino internacional. Entonces, el viaje buscó consolidar alianzas estratégicas con los principales actores del Golfo y contrarrestar la influencia regional de Irán.
Ahora, la gira por Medio Oriente se anuncia mientras Estados Unidos sostiene nuevas conversaciones con Teherán sobre el programa nuclear iraní. En 2018, el gobierno de Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear firmado en 2015, el cual había permitido a Irán aliviar sanciones internacionales a cambio de limitar su desarrollo nuclear.
Aunque la Casa Blanca no detalló los temas que se abordarán durante el viaje, se espera que la agenda incluya cuestiones de seguridad regional, comercio energético y cooperación militar. La gira de cuatro días busca afianzar relaciones clave con actores del Golfo Pérsico, en un momento en que Washington intenta recuperar influencia en una región cada vez más disputada.