Pero para gran sorpresa de todos, se quedó corto en esta primera votación, algo inédito en la historia de la República Federal de Alemania desde la Segunda Guerra Mundial.
Merz fue el ganador de las elecciones legislativas del 23 de febrero, y es esperado con esperanza en una Europa desorientada por la política diplomática de la administración Trump.
Antes incluso de ser nombrado, Merz afronta ya el enfado de una parte de su electorado conservador, por flexibilizar recientemente las estrictas normas de endeudamiento, para poder financiar así un mayor gasto militar y la modernización de las infraestructuras del país.
El líder conservador se apresuró a modificar dichas normas mediante una hábil maniobra a fines de marzo, apoyándose en la cámara saliente, para evitar verse bloqueado en el nuevo Bundestag por la extrema derecha y la izquierda radical.
En el plano interno, Merz quiere igual hacer retroceder a AfD mostrándose duro en política migratoria.
En el nuevo Bundestag, conservadores y socialdemócratas suman 328 escaños. Al jefe de la Unión Cristianodemócrata (CDU) le faltaron 18 votos en la primera votación entre los apoyos esperados en las filas de este partido y el SPD, que el lunes rubricaron su acuerdo de gobierno de coalición.
El acuerdo de coalición prevé 10 carteras ministeriales para los conservadores, entre ellas la de Exteriores, y siete para los socialdemócratas, que tendrían Finanzas con Lars Klingbeil, y Defensa, donde permanecería Boris Pistorius, titular bajo el gobierno saliente de Olaf Scholz.