Incluso, el gobernante israelí dijo que matar al líder supremo de Irán, Ali Jomenei, no agravaría el conflicto, sino que terminaría con él.
"No va a escalar el conflicto, va a poner fin al conflicto", declaró Netanyahu a ABC News en una entrevista cuando le preguntaron sobre el supuesto veto del presidente estadounidense Donald Trump por temor a que esta muerte intensifique las hostilidades.
Sobre si Israel apunta a Jamenei, Netanyahu contestó que su país "hace lo que tiene que hacer”. "La 'guerra eterna' es lo que quiere Irán, y nos están llevando al borde de una guerra nuclear", dijo.
El pulso de la rivalidad entre Irán e Israel es una de las principales fuentes de inestabilidad en Medio Oriente.
Para Teherán, Israel es el “pequeño Satán”, aliado en Medio Oriente de Estados Unidos, al que llaman el “gran Satán”. Israel acusa a Irán de financiar a grupos “terroristas” —como Hamás y Hezbolá— y de perpetrar ataques contra sus intereses movido por el antisemitismo de los ayatolás.
No obstante, las cosas no siempre fueron así entre Israel e Irán. De hecho, eran todo lo contrario, al punto de que Irán era probablemente uno de los aliados más “confiables” de Israel “hasta 1979”, año de la Revolución iraní, que llevó a los ayatolás al poder despues de que derrocaron al sha Mohammad Reza Pahleví.