No tardaron en presentarse demandas contra la orden, y jueces de varios estados dictaron órdenes judiciales a nivel nacional para impedir que entrara en vigor.
El 27 de junio, la Corte Suprema se puso mayoritariamente del lado del gobierno de Trump. Aunque no dictaminó sobre la constitucionalidad de la orden ejecutiva sobre la ciudadanía por derecho de nacimiento, rechazó las órdenes judiciales a nivel nacional que habían bloqueado la orden, con lo que despejó el camino para que se aplique, al menos temporalmente, en la mayoría de los estados, aunque no declaró que esta política sea legal o acorde con la Constitución.
Sin embargo, dos semanas después de la decisión de la Corte Suprema, un juez federal bloqueó a nivel nacional la aplicación del decreto.
Además prohibió que el decreto de Trump entrara en vigor en un plazo de 30 días, es decir hasta el 27 de julio, y dejó abierta la posibilidad de que los jueces aceptaran demandas colectivas.
Las organizaciones de defensa de los migrantes aprovecharon la ocasión para seguir batallando contra el decreto y pidieron el estatus de acción colectiva en algunas demandas.
Este jueves, el juez federal Joseph Laplante de New Hampshire (noreste) accedió y les permitirá representar a cualquier bebé cuya ciudadanía se vea amenazada por el decreto de Trump.