Cada vez más presión
Sin embargo, el gobierno de Netanyahu se enfrenta a una presión interna cada vez mayor.
Cerca de 600 exfuncionarios de seguridad de Israel, entre ellos varios exjefes del Mosad y de la agencia de seguridad interior —el Shin Bet—, pidieron el lunes al presidente estadounidense, Donald Trump, que presione a Netanyahu para poner fin a la guerra y traer de vuelta a los rehenes.
"¡Detengan la guerra en Gaza!", exhorta la carta, firmada por 550 exjefes de espionaje, militares, policías y diplomáticos.
Netanyahu "está llevando a Israel a la ruina y a los rehenes a la muerte", acusó por su parte el Foro de Familias de Rehenes, la principal organización de familiares de cautivos.
"Desde hace 22 meses, se vende al público la ilusión de que la presión militar y los intensos combates traerán de vuelta a los rehenes", pero estos discursos "no son más que mentiras y engaños", estimaron los familiares de los rehenes.
La comunidad internacional también presiona a Israel, que solo autoriza la entrada de cantidades de ayuda consideradas insuficientes por la ONU, para que abra las compuertas humanitarias en Gaza.
"Negar el acceso a los alimentos a la población civil puede constituir un crimen de guerra, o incluso un crimen contra la humanidad", declaró el lunes el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk.
Sobre el terreno, el ejército israelí continúa con sus bombardeos y operaciones terrestres. Según la Defensa Civil local, 19 palestinos murieron el lunes, nueve de los cuales habían acudido a buscar ayuda alimentaria en el centro de Gaza.
"Quizás el mundo despierte, pero eso nunca sucederá, ni para los árabes ni para los musulmanes", lamentó Abdullah Abu Musa en Deir al Balah, también en el centro de la Franja, sobre los escombros de una casa.
Visiblemente conmocionado, afirmó que su hija y la familia de esta murieron allí en un bombardeo israelí.
Con información de AFP y Reuters