El caso más extremo es el nombramiento de Robert F. Kennedy Jr., conocido por difundir desinformación sobre varios temas relacionados con la salud pública, como Secretario de Salud y Servicios Humanos.
Bajo el mando de Kennedy, el Departamento de Salud ordenó una serie de estudios para identificar los factores ambientales que contribuyen al autismo y que, de acuerdo con el secretario, están relacionados con su creciente prevalencia en el país.
Los planes del gobierno para los estudios incluyen analizar la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola y el autismo, informó antes la agencia Reuters. Estudios científicos anteriores no han encontrado ninguna relación entre las vacunas y el autismo.
“Sabemos que es una exposición ambiental. Tiene que serlo”, insistió Kennedy, quien aseguró también "eliminar" las causas de la “epidemia de autismo”.
El martes, el gobierno estadounidense anunció la rescisión de 22 contratos federales para vacunas basadas en ARN mensajero (ARNm) y cuestionó la seguridad de esa tecnología, a la que se le atribuye haber ayudado a poner fin a la pandemia de covid-19 y haber salvado millones de vidas.
“Son decisiones que van a afectar la vida cotidiana y la salud de todo un país”, indica Baltazar.
Actualmente, Estados Unidos vive un brote de sarampión que se ha extendido gracias a la escasa vacunación contra esta enfermedad. Algunos especialistas señalan a Kennedy directamente por difundir desinformación sobre la vacuna que previene esta enfermedad.
En marzo, declaró en el canal Fox News que la vacuna contra el sarampión causaba “todas las enfermedades que el propio sarampión provoca: encefalitis, ceguera, etc.”.
“No sólo hay brotes de sarampión, hay otras enfermedades que también están brotando y están regresando por la falta de vacunación. Esto no solo va a ser el impacto en esta parte de la sociedad, sino va a tener un impacto generacional”, advierte Baltazar.