Al actual clima de polarización política se sumó en los últimos días la publicación de las memorias del rey emérito Juan Carlos I, sucesor designado por el propio Franco, y cuyos elogiosos comentarios sobre el dictador levantaron mucha polémica.
"Creo que en otros países hay un gran consenso alrededor de una defensa firme de la condena de la dictadura (...) Aquí siempre hemos tenido una derecha que no ha sido clara con esta cuestión", opinó el jueves el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, miembro de la plataforma de extrema izquierda Sumar, en la televisión pública.
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Influyente figura del Partido Popular (PP, oposición de derecha), la presidenta de la región de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pareció equiparar a ambos bandos de la Guerra Civil (1936-1939) durante una intervención el jueves en la asamblea regional.
"Aprendí de aquellos españoles, padres y abuelos, que no querían ni una España ni la otra, que pertenecían a esa inmensa mayoría de españoles que nunca quisieron la Guerra Civil (...) y que hoy temen que volvamos a los males del 'guerracivilismo'", afirmó.
Como cada año, unas pocas decenas de nostálgicos del régimen se reunieron el jueves en la tumba de Franco, ahora enterrado en un cementerio cerca de Madrid tras su exhumación del mausoleo del Valle de los Caídos (hoy de Cuelgamuros) en 2019.
"Es una persona que ha hecho mucho para el país y no [se] reconoce su debido valor", indicó Luis López, de 48 años, quien portaba una bandera de la época franquista en la mano.
En la noche, dos activistas del movimiento feminista Femen protestaron con los pechos descubiertos y con pancartas que decían "Al facismo, ni honor ni gloria" en la puerta de una iglesia en Madrid donde estaba por comenzar una misa realizada a petición de la familia de Franco y de la Fundación dedicada a su memoria, cuya disolución acaba de solicitar el gobierno.