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Fugas, motines y abusos sacuden a las cárceles mexicanas

El escape de 29 internos de un penal de Tamaulipas es sólo el más reciente ejemplo del deterioro que existe en las prisiones del país, un problema documentado por expertos y organismos públicos.
vie 24 marzo 2017 03:41 PM
Motín de Topo Chico
El motín de Topo Chico En febrero de 2016, un enfrentamiento entre bandas rivales en un penal de la capital de Nuevo León dejó 49 muertos.

Fugas masivas, motines con saldo rojo y continuas violaciones a los derechos humanos dan cuenta de los problemas que persisten en las cárceles mexicanas, a pesar de que expertos y organismos como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) tienen años documentando la situación y exigiendo cambios institucionales para revertirla.

El caso más reciente es la evasión de al menos 29 reos del Centro de Ejecución de Sanciones (Cedes) de Ciudad Victoria, Tamaulipas, un estado del norte de México que en la última década ha vivido otros escapes en masa.

La fuga de esta semana ocurrió la marugada de este jueves a través de un túnel de cinco metros de profundidad y 40 de largo, un mecanismo similar al que Joaquín Guzmán, el Chapo, usó en julio de 2015 para huir del penal federal del Altiplano.

En Tamaulipas, las autoridades estatales informaron que 12 internos ya fueron recapturados y que un grupo de 40 funcionarios se encuentra bajo investigación, incluido el director del penal.

El gobierno estatal atribuye la fuga a que administraciones pasadas descuidaron las cárceles locales, por lo que en ellas no se cuenta con las medidas de seguridad adecuadas. Además, argumenta que existe un alto nivel de sobrepoblación.

A lo largo de los últimos años, factores de este tipo, así como la corrupción y el que las autoridades permitan que los prisioneros se autogobiernen, han derivado en hechos que se han convertido en escándalos y en un reflejo de la vulnerabilidad del sistema penitenciario.

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En este texto te presentamos algunos de los casos más recientes.

Encierro de lujo

El 16 de marzo pasado, cuando apenas tenía dos meses preso, Juan José Esparragoza Monzón, el Negro, hijo del presunto narcotraficante Joan José Esparragoza Moreno, el Azul, escapó del penal de Aguaruto, junto con otros cuatro reos considerados de alta peligrosidad.

Señalado como el operador financiero del cártel de Sinaloa, que fundó su padre junto con Joaquín Guzmán, Esparragoza Monzón está entre los 122 objetivos prioritarios del gobierno federal.

Su escape de este penal estatal ubicado en Culiacán, Sinaloa, derivó en el cese de 11 empleados del reclusorio, entre ellos el encargado del despacho, Víctor Manuel Mauricio Flores Díaz.

Este jueves, medios reportaron que en los espacios donde Esparragoza Monzón estuvo preso había artículos de lujo como 75 pantallas de plasma, 20 consolas de videojuegos y dos recámaras y dos salas completas.

El 20 de marzo, el gobierno estatal informó que trabaja en la localización y recaptura de los internos, y que reforzará la seguridad en los penales con sistemas de inhibición de llamadas y mayor videovigilancia.

Bajo vigilancia
El gobierno del estado aseguró que reforzará las medidas de seguridad en el penal.

Abusos en Apodaca

Un día antes de la fuga de Esparragoza Monzón, comenzó a circular en internet un video que mostraba abusos físicos y sexuales contra reos del penal de Apodaca, en Nuevo León.

Cuatro días después, las autoridades estatales anunciaron el cese de tres funcionarios del lugar —el subdirector de seguridad, un jefe de turno y un jefe de área—, quienes laboraban en el momento en el que se registraron los hechos y no informaron a sus superiores.

Aldo Fasci, vocero estatal de seguridad, dijo a medios que los exempleados son investigados penalmente y que las vejaciones a los reos están vinculadas a amenazas y presiones del crimen organizado al interior de los reclusorios.

La CNDH calificó los hechos de denigrantes, al señalar que atentan contra la dignidad de las personas privadas de la libertad. Asimismo, señaló que “el llamado autogobierno” evidencia la falta de autoridad en el sistema penitenciario de Nuevo León, situación que se agudiza con problemas como la sobrepoblación y el hacinamiento.

Opinión: Cárceles mexicanas, un calvario que no puede describirse

Topo Chico, al rojo vivo

También en Nuevo León, un enfrentamiento entre reos del penal de Topo Chico dejó al menos 49 muertos y 12 heridos en febrero de 2016, cinco meses después de la llegada a la gubernatura del independiente Jaime Rodríguez Calderón.

La riña, según las autoridades, derivó de una disputa entre bandas rivales, lideradas por Jorge Iván Hernández Cantú, el Credo, y Juan Pedro Saldívar Farías, el Z-27; se trata de facciones de Los Zetas, que realizaron detonaciones y prendieron fuego en las instalaciones.

La situación, ocurrida entre la noche del 10 y la madrugada del 11 de febrero, fue controlada por autoridades estatales con apoyo del Ejército; sin embargo, familiares que se encontraban al exterior del penal acusaron falta de información sobre la situación, lo que desató un enfrentamiento con funcionarios en horas posteriores a los hechos.

Cuatro meses después, en junio de 2016, en ese mismo lugar otra riña tuvo como saldo tres internos muertos y 19 heridos. Las autoridades descartaron que se tratara de un motín y atribuyeron la gresca al asesinato de un líder del narcotráfico.

La CNDH emitió una recomendación al gobierno del estado, en la que lo urgió a desarrollar una estrategia para atender las deficiencias en materia de custodia y seguridad en los centros penitenciarios.

Escenario de riñas
En un año, el penal de la capital de Nuevo León registró dos enfrentamientos que derivaron en muertes de reos.

Lee: Nueva ley, al rescate de las cárceles 'presas' de la sobrepoblación y la debilidad

Disturbios y fuga en Barrientos

En junio de 2016, el Estado de México también registró un episodio de violencia al interior del Centro Preventivo y de Readaptación Juan Fernández Barragán, mejor conocido como el penal de Barrientos, en Tlalnepantla.

La fuga de un interno identificado como Jonathan Galicia, de 19 años, acusado de robo con violencia, motivó la huida de otros tres; a su vez, esto causó un motín en el cual hubo 10 internos y siete policías heridos.

En el enfrentamiento, que duró cerca de tres horas, hubo quema de colchones y enseres, hasta que intervinieron al menos 1,000 elementos del Mando Único estatal para controlar la situación, que también provocó conflictos al exterior del penal entre familiares y autoridades.

Por el caso, el entonces director del centro, José Luis Vega, y el jefe de vigilancia, José de Jesús Mejía, fueron puestos a disposición de las autoridades.

Lee: 10 claves para entender el motín y fuga de 4 reos en Barrientos

Escape en zona turística

Un mes después de los hechos en Barrientos, en julio de 2016, el penal de Cancún también fue escenario de la huida de 10 reos, algunos de ellos considerados de alta peligrosidad y que presuntamente pertenecían a bandas del narcotráfico.

El gobierno estatal informó que los reos brincaron la barda perimetral para poder escapar. De los evadidos, las autoridades lograron la recaptura de tres.

Un año antes de la fuga, en ese mismo centro de reclusión se había registrado una riña que dejó al menos 10 personas lesionadas. Y apenas este viernes, se reportó una gresca de la que resultó la muerte de un reo y heridas para tres más.

El ‘túnel maestro’

Un túnel de 1,500 metros de largo, equipado con luz, vías y un vehículo, fue el camino hacia la libertad para Joaquín Guzmán, quien, a diferencia de los casos anteriores, logró escapar de un penal federal y de máxima seguridad. Esto sucedió el 11 de julio de 2015.

Se trató del segundo escape del presunto jefe del cártel de Sinaloa de una prisión federal, pues 14 años antes ya había logrado huir de Puente Grande, en el estado de Jalisco, de donde salió en un carrito de lavandería.

En enero de este año, Guzmán fue extraditado a Estados Unidos y actualmente se encuentra en una prisión de Nueva York . Su extradición ocurrió justo un día antes de que Donald Trump asumiera la presidencia estadounidense por cuatro años.

Segundo escape
En junio de 2015, el líder del cártel de Sinaloa logró salir de una prisión federal por un túnel de 1.5 kilómetros.

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